Como todos sabemos, el 2024 será la batalla electoral, de trenes, en la presidencial, congresual y municipal. Donde los principales partidos políticos se disputarán el poder, utilizando las variedades de recursos habidas por haber, para obtener la victoria y colocar a sus hombres y mujeres en la estructura constitucional de Estado.

El primer choque se efectuará el 18 de febrero, y el segundo, pautado para el 19 de mayo. Previo a estas elecciones hay que cumplir con los requisitos legales y las normativas elaboradas por la Junta Central Electoral (JCE). Algunos tienen las expectativas que, de acuerdo con los resultados de las municipales, se podrá predecir a los ganadores en las presidenciales y congresuales.

Y, necesariamente, no es así, pues la complejidad e independencia de las municipales complica la contienda electoral. Unos, esperarán el último instante para apoyar al candidato presidencial en la disputa de la derecha por el poder; otros, sin ninguna oportunidad, por ahora, advierten que no caminarán juntos con los que se alternan la conducción de la administración pública.

Es un acto muy lamentable la ausencia, en la presidencial y congresual, de una opción unitaria de izquierda y progresista, dejándole la alternancia electoral posible a la derecha corrupta y servil.

Con la derecha no hay problemas. Ellos saben colocar sus fichas, atraer a los que hacen faltas y “amarrar” a los difíciles. Son códigos electorales de una práctica mañosa muy común en una democracia capitalista, donde se vale todo. La izquierda y el progresismo, aunque son asediadas por todas partes, quedarán atrapadas por una derecha sin escrúpulos.

Sin embargo, la izquierda y el progresismo pueden construir y llevar una boleta unitaria, electoral y competitiva, a las elecciones municipales de febrero 2024. Separados no llegarán ni a la esquina. Se requiere la unidad programática municipal y que sus escogidos sean mujeres y hombres honestos, populares y comprometidos con sus comunidades. Múltiples son los procedimientos para escoger a los candidatos.

Las contradicciones que se presentan en el campo de izquierda y progresista, en torno a la coyuntura electoral en desarrollo, localizadas en el seno del pueblo, no son antagónicas. Solo una apreciación subjetiva y equivocada puede confundir a los amigos como enemigos. El momento es para aprovecharlo, y si es entre familia, mucho mejor.

Hasta ahora los candidatos municipales del progresismo y la izquierda se encuentran dispersos, muy buenas alternativas, pero todavía no hay proclama unitaria para ir trabajándola electoralmente en sus circunscripciones e ir colocándole en la intención del voto de la población. Al menos que quieran ir empujándole la carreta de otros a cambio de asegurarse gotas de las mieles del poder.

Los ayuntamientos y los distritos municipales, son pequeñas instancias de gobernanza con contactos permanentes con la población y sus necesidades. De ahí sus importancias para echar raíces profundas en una vía larga y tortuosa, hacia el poder. Con boletas unitarias, en las elecciones de febrero 2024, se puede ejecutar un gran trabajo político y electoral, recordando al poeta español, Antonio Machado, en caminante, no hay camino, se hace camino al andar.