El periodismo occidental considera al contemporáneo líder soviético, Vladimir Putin, como uno que navega entre el respeto y el repudio. Un personaje de afirmaciones y contradicciones y que además: provoca metáforas.

Es admisible su extraordinario nacionalismo y apego a la historia rusa. Lo demuestra su desempeño, en su vida privada y su trabajo al mando en la nación rusa. Putin quiere volver a ver una Rusia inmensa en territorio, como lo fue la URSS y ha consolidado su liderato nacional a poca semanas del proceso electoral en marzo.

Vamos a dar una mirada a los más recientes acontecimientos en su desempeño que aun tras ello consolidan su liderato.

-A -A regañadientes reconoció la muerte de Yevgueni Prigozhin, tras éste figurar en la lista de pasajeros de un avión estrellado en el centro del país. Su muerte se produjo luego de una intentona armada que casi llegó a la capital. Putin negoció fuertemente para evitar su caída del poder. Prigozhin, su ex amigo, dirigió el grupo Wagner, un ejército de mercenarios rusos en Ucrania y quien retó a Puttin en su liderato en la guerra en Ucrania.

B- Recien ignoró los reclamos de protestas por la muerte de Alexéi Anatólievich Navalni, abogado y político ruso. Una parte de la prensa occidental lo definió tal vez en forma exagerada, como el «líder de la oposición» de Putin. Otra minoría lo definió como ficción occidental rusofóbica. Unas 400 personas han sido arrestadas por manifestaciones en torno a esta muerte. La viuda ha dicho que continuará la lucha de su difunto esposo.2023-06-28T180947Z_1623796797_RC2HS1A1ENM2_RTRMADP_3_RUSSIA-PUTIN-728x410

C- Emitió órdenes de detención y arresto contra la Primera Ministra de Estonia, la abogada Kaja Kallas. Los cargos son por la líder albana haber destruido monumentos que habían sido eregidos en Estonia en homenaje a soldados de la era soviética.

En el análisis de este último hito histórico vemos, que en rara ocasión, un país emite una orden de arresto contra el jefe de estado de otra nación. Los cargos son por la líder albana haber destruido, junto a otros monumentos, un tanque T-34 de la era soviética en la ciudad de Narva, fronteriza con Rusia.

Pero además de Estonia, la orden fue extendida a funcionarios de otros dos países bálticos: Letonia, Lituania que hasta el 1990 y pertenecieron al conglomerado soviético hasta su desunión en 1990.

Con la orden de detención y arrestos los gobiernos de Estonia, Letonia y Lituania se pronunciaron en un marcado de deterioro en las relaciones con Rusia. Y peor, en peligro de una invasión antes o después de la conclusión de la guerra Rusa-Ucrania que ya camina a su segundo año.

Cifras occidentales señalan que este conflicto ha provocado la muerte a cerca de 300,000 soldados rusos. La cifra de bajas ucranianas no han sido reveladas pues su gobierno dice son secretos de estado. Ucrania ha sido apoyada con armamentos por EEUU y la Unión Europea. Rusia nunca ha identificado sus pérdidas económicas por motivos de la guerra.

El portavoz del presidente Vladímir Putin, Dimitri Peskov, justificó la decisión: "Esta es la gente responsable de decisiones que en realidad son un ultraje contra la memoria histórica. Y esta es la gente que toma acciones hostiles tanto hacia la memoria histórica como hacia nuestro país”.

Kaja Kallas es una de las primeras ministra europeas más firmes en la defensa del envío de armas a Ucrania para defenderse de la invasión de Rusia.

Desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, también se han derribado numerosos monumentos a los soldados del “Ejército Rojo” en Polonia y República Checa, según agencias de noticias internacionales.

Y lo que puede ser una razón para aquella orden es que Rusia dispone de leyes que criminalizan la rehabilitación del nazismo. Algunas de sus cláusulas castigan la profanación de los monumentos de guerra y consideran que la profanación y falsificación a la historia es revivir el nazismo.

“Por los crímenes contra la memoria de los que liberaron al mundo del nazismo y el fascismo hay que responder!. Esto es solo el comienzo”, fue citada María Zajárova, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, en su canal de Telegram y citada por medios internacionales.

La respuesta de Kallas no fue de miedo, sí de contención. “Rusia puede creer que emitir una orden de arresto ficticia silenciará a Estonia. Me niego a que me silencien: seguiré apoyando abiertamente a Ucrania y abogando por el fortalecimiento de las defensas europeas”. Estonia es miembro de la Unión Europea a pesar de su frontera con Rusia.

Y es cuando las sorprendentes órdenes rusas atisban el peligro en las relaciones con sus vecinos países bálticos y a la vez concatenan a su líder en afirmaciones y contradicciones.

Al tiempo que Putin se escuda en su política anti Nazi para emitir órdenes de detención contra la Primera Ministra de Estonia y funcionarios de otros dos países bálticos, la Corte Penal Internacional tiene una orden de captura contra Putin por crímenes cometidos durante la invasión de Ucrania. Los cargos son por el secuestro de niños ucranianos y otro por atacar deliberadamente la infraestructura civil de Ucrania.

La corte señala que Putin es “presuntamente responsable del crimen de guerra de deportación ilegal de población (niños) y del traslado ilegal de población (niños) de las áreas ocupadas de Ucrania a la Federación Rusa”.

De ahí que Putin se ausentó a una reunión de líderes mundiales en Nueva Zelanda celebrada hace poco. Excepto a China o Corea del Norte, se le hace difícil a Putin viajar fuera de Rusia a menos que el país no atienda la orden de arresto que pesa en su contra.

Y es cuando la razón expansionista de Putin provoca la metáfora de no importa el tamaño del pez cuando la red es grande.