He leído con detenimiento el artículo de Fidel Soto, sobre la muerte de Orlando Mazara, y los errores cometidos por Fidelio Despradel al envíar al exterior un informe con detalles de los planes insurreccionales del 1J4, después de la guerra de abril.
Es el único que conozco, hasta la fecha, que tiene los niveles de criticidad sobre los graves hechos que relatas. La izquierda en sentido general ha sido poco o nada autocritica, porque:
*-¿Cómo es posible que casi seis décadas después Fidelio venga con un acomodaticio relato, contenido en un reciente vídeo de producciones Palau?*
– Considero que el artículo es muy indulgente al calificar un hecho, que por demás era innecesario ( podía ir un compañero a discutirlo), y peor aun; ningún Estado revolucionario pediría semejante documento, lleno de tantos detalles. Con todo el afecto que le tengo a Fidelio, eso es puro narcisismo e irresponsabilidad colectiva y de la enfermedad del vanguardismo.
– Lo peor de todo fueron las consecuencias de esa decisión que segó la vida de valiosos compañeros.
– Otro hecho relevante fue la publicación por parte de la Policía Nacional de los cuadros políticos del 1J4 , en la que me encontraba yo, por cierto.
– Por último ( y no es porque no hayan más casos), fue el episodio de Manaclas, Frente Guerrillero, donde estaba nuestro apóstol de la libertad, Manolo Tavares, quien era el comandante de todos los frentes, pero estaba situado en Manaclas. Fidelio era el comisario político y jefe de ese frente, y sugiere a Manolo que le autorizara a bajar de la loma para contactar con la famosa Infraestructura, que no hizo nada. Se lleva consigo al Guajiro, quien era que conocía la zona, a Micalo Bermudes y a Chanchano, dejando a Manolo con los compañeros en su mayoría imposibilitados de combatir y caminar.
– Han pasado 60 años y se relata este hecho fatal por sus consecuencias, sin la más mínima actitud autocritica.
– Lo peor de todo, y lo dice Fidel, ha sido que se continuó trillando el mismo camino.
Esto ha resultado muy largo, pero quiero decir que a Juan B y a Fernando se les debió expulsar, aunque habían renunciado. Fidelio Despradel debió renunciar y el Comité Central, en el menor de los casos, hacerse una autocritica pública.
PD: Si estas cosas hubieran ocurrido en los Estados socialistas, en esos contextos, los hubieran fusilado y cierro acentuando que NO ESTOY DE ACUERDO CON LOS FUSILAMIENTOS.
Artículo ralacionado: La trágica historia de un microfilm*