Es una tarea gozosa
disponer de doce minutos
para escribir el testamento.
Doce, múltiple
de 3 y 4, para llegar
de nuevo a un número
positivo, el puño
de los discípulos
de Cristo,
pero siempre tenemos
que resolver la presencia
de Judas, su negra ausencia,
número equivocado
porque sin él no tendremos
nuestra salvación.