El PRM es producto de la división del PRD que se produjo después de las elecciones de 2012. Pero, desde mucho antes, el PRD se caracterizó por las llamadas luchas de tendencias.
De 1978 a 1990 estuvieron enfrentados Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco y Jacobo Majluta, con José Francisco Peña Gómez a veces de árbitro y otras de contrincante. Permanecieron solo ocho años en el poder (1978-1986) cuando pudieron haber estado por lo menos 16.
Después de concluir el Gobierno de Hipólito Mejía (2000-2004) se reeditó el enfrentamiento de tendencias, ahora con Hipólito y Miguel Vargas Maldonado a la cabeza. Eso llevó a la división en el 2013, cuando Hipólito se marchó con la mayoría de la dirigencia a formar el PRM.
En aquel entonces había incertidumbre de si el PRM podía lograr unidad, o si, por el contrario, reproduciría las luchas de tendencias que habían caracterizado históricamente al PRD. Hay que recordar que Hipólito mantenía sus aspiraciones de volver a la presidencia y Luis Abinader estaba en línea para sustituirlo.
En las primarias de 2015, Abinader derrotó a Hipólito, quien acató la derrota. Primera señal de que el PRM intentaba cortar con su pasado tendencioso. En las primarias de 2019, Abinader volvió a derrotar a Hipólico, quien otra vez la acató. Segunda señal. En el 2015 la diferencia de votos fue de 71% a 29% y en el 2019 de 74% a 21%.
Ahora, en las primarias del pasado domingo para elegir candidato presidencial para las elecciones de 2024, Hipólito no fue precandidato y Abinader ganó la nominación con 91% de los votos. Contó con el endoso de Hipólito.
Esa unidad a nivel de la cúpula partidaria es positiva para el PRM, tanto para consolidar sus estructuras como para ganar elecciones. Tal cual dice la expresión: la unión hace la fuerza.
En lo económico, la dirigencia del partido conoce bien su pasado: el desplome del Gobierno de Salvador Jorge Blanco por la crisis de deuda externa a mediados de la década de 1980 y el impacto negativo de la crisis bancaria de 2003-2004 en el Gobierno de Hipólito Mejía.
Por eso, con la ayuda del Banco Central, el Gobierno del PRM ha mantenido relativa estabilidad macroeconómica, a pesar de los problemas que trajo la pandemia y la guerra en Ucrania.
Con la unidad de la cúpula partidaria y la estabilidad macroeconómica, el PRM tiene bases sólidas para gobernar y echar la pelea electoral del 2024.
Su principal desafío ahora es asignar con bajo nivel de conflicto las candidaturas municipales y legislativas, muchas de las cuales están reservadas o se elegirán por encuestas. Hay muchos dirigentes perremeístas, aliados y recién llegados que quieren nominaciones.
Para su beneficio, el PRM enfrenta una oposición divida en PLD y Fuerza del Pueblo (FP), porque, al final, en el peledeísmo de los últimos años ha pesado más el caudillismo que la racionalidad política.
El PLD gobernó 16 años consecutivos (2004-2020) ayudado por las tres condiciones que ahora benefician al PRM: 1) unidad partidaria, 2) estabilidad macroeconómica, y 3) división de la oposición.