Como sabemos los precios del petróleo a nivel internacional dependen no solo de la relación de mercado (oferta y demanda), también las expectativas a futuro de los países productores desde el punto de vista político influyen en la determinación de los precios futuros de los hidrocarburos.

Los precios del petróleo han estado incidiendo en los costos de producción a nivel mundial desde la década de los años 1970. Primero por el aumento del consumo de combustibles, debido al crecimiento de las economías industrializadas, y luego por la crisis política de los países del medio oriente, cuya causa fue la incursión militar de Israel con el apoyo de Estados Unidos hacia los países árabes, principales productores de petróleo. Debido a un conflicto en el año 1967, los problemas políticos hicieron que en 1973 los países de la OPEP, la mayoría árabes, acordaron un embargo en la provisión de petróleo a las grandes potencias occidentales.

Entre el final de la segunda guerra mundial y principios de los años 1970, los países occidentales aumentaron de forma consistente la demanda de petróleo. Esto generó lo que se denominó la crisis del petróleo, expresada en el aumento de los precios de US$2.90 dólares el barril, en el año 1970, equivalente US20,00 del año 2014 a US$11.50 que equivalía a US$55.00 dólares del año 2014, equivalente a 275%.

Este fenómeno produjo en los países consumidores de crudo y sus derivados, además de inflación, desempleo y reducción del crecimiento económico, entre los años ‘70 y ’80,, asi como un acelerado endeudamiento externo.

Posteriormente en lo que se denominó la guerra del Golfo Pérsico entre Irak e Irán, este último apoyado por los países occidentales, principalmente Estado Unidos, que se inicia en el año 1980, provocó un aumento de US$14 en el año 1979 a US$37 dólares en el año 1981.

Para ese periodo de crisis del petróleo en la República Dominicana se iniciaron acciones desde el gobierno para paliar el efecto de los aumentos de precios de los combustibles fósiles y así se establecieron subsidios, buscando compensar dichos aumentos de precios, sobre el precio final tanto de estos como en los productos de consumo masivo.

En el año 1990 Irak invade a Kuwait, un importante país productor de petróleo y la ONU decreta un embargo a Irak por este acontecimiento. En enero del año 1991 los países occidentales, sobre todo Estados Unidos y alianza con el Reino Unido, invaden a Irak y esto genera de nuevo una estampida de los precios, que ya desde mediados a finales de la década de los años ’80 se habían estabilizado, volvieron a desestabilizarse, llegando entonces a cotizarse para principios de la década de los ’90 hasta más de US$30.00 el precio del barril, que comparado con los precios de US11.00 del año 1998 era bastante significativo.

Para la República Dominicana entre finales de los año 1990 y principios del año 1991 los precios de los derivados del petróleo influyeron de forma significativa en los precios internos en los combustibles, así como de los productos de consumo, generando una proceso inflacionario significativo, por ejemplo el precio de la gasolina paso de RD$12.00 el galón a RD$20.00.

Posteriormente cuando los precios disminuyeron, al estabilizarse la situación de abastecimiento desde los países del Golfo Pérsico, el Presidente de ese periodo(1986-1994), estableció no reducir el precio, sobre todo de la gasolina y por el contrario emitió un decreto en donde se especializaba el excedente resultante de disminución de los precios se especializara para el pago de la deuda externa; luego fue promulgada la ley 112-00 en fecha 29 de noviembre del 2000 (siendo presidente Hipólito Mejia), establece un impuesto al consumo de combustibles fósiles y derivados del petróleo.

Como el gobierno es que establece, a partir la promulgación de la ley 112-00, través del Ministerio de Industria y Comercio, los precios de los derivados del petróleo, esto ha generado que de nuevo se subsidie el precio cuando se congelan los precios al aumentar el precio del barril del petróleo a nivel internacional, lo que plantea la necesidad que se reduzcan los impuestos a los combustibles, tanto para transparentar los precios como para evitar que aumente el déficit fiscal sin control, que se deriva de esta nueva modalidad de subsidios a los combustibles.