No es verdad que el ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez Martínez, aprovechó su influencia y el cargo que ostenta en el gobierno y mandó a construir una carretera privada para entrar a una finca que posee en un campo de Nagua.
Esa falsedad circula en un video por las redes sociales y eso basta para que, en el morbo de unos y la ingenuidad de otros, ese embuste se convierta en verdad, a costa del buen nombre y la justa fama del acusado. No importa que la acusación proceda de un anónimo, que lanza el veneno sin dar su nombre, como el que tira la piedra y se esconde.
Pese a eso, me ocupo del asunto porque sería tan irresponsable como el difamador anónimo, y sería también una actitud de mal amigo, si no digo lo que sé, por ser nacido y criado en las comarcas por donde atraviesa la carretera.
Lo que se presenta calumniosamente como la entrada privada a una finca privada, fue siempre el camino real por donde la gente de gran parte de la región transitaba a pie o a caballo, para viajar a Matanzas, primero, luego a Boca de Nagua, y a Villa Julia Molina en los finales de la tiranía trujillista. Ese camino áspero y difícil terminaba en El Juncal, allí se pasaba el Boba en una barca y se continuaba el viaje a la ciudad.
Se trata de una vía mucho más vieja que el papá de Chu, el siempre recordado hermano Chichí Vásquez. Por esa vía viajamos todos, se usó menos desde que en 1955, se hizo una carretera de Nagua hasta Las Gordas y después de que, bajo el gobierno de los doce años, se construyó la moderna autopista turística que bordea la costa nordeste desde La Isabela a Samaná.
Pero el sendero siguió en uso y también en el gobierno de los doce años esa vieja ruta se convirtió en un camino vecinal, de caliche, transitable para cualquier vehículo. La aspiración de los moradores y propietarios de esos lugares fue que algún gobierno lo pavimentara. Justo lo que acaba de hacer la actual administración del presidente Luis Abinader.
Como Jesús Vásquez Martínez –Chu- tiene una finca por donde pasa esa carretera, sin duda alguna saldrá beneficiado. Así ocurrirá también con los que viven o tienen propiedades en El Juncal, El Bote, La Lometa y otras comarcas de gente laboriosa. Como Eladio Núñez, Naún David, Julio Bencósme, Silvio Campos, Ángela, Elena, y la doctora Nieto. Candito Rodríguez, mi primo Julio Mejía, entre otros muchos productores y ganaderos y, en fin, a las veinticinco comunidades del distrito municipal de Las Gordas.
No es cierto que se trata de una entrada privada, hecha para beneficio exclusivo de un alto funcionario y su propiedad privada, si no la mejora valiosa y sustancial de una vía pública hecha por el Estado para disfrute y beneficio del bien común.