Todo parece bien y todo
es imagen, la felicidad en fotos,
en la pista de baile.
Pero nadie tiene una cámara
para esos encuentros
a solas cuando la enfermedad
que corre por la sangre
de la cabeza insiste
para ser vista al otro lado
de la pareja.

Escúchame.
Mírame. Soy tu compañero.
Somos un solo animal
aunque tú pagues las facturas
y escribas los poemas.