Actualmente, República Dominicana atraviesa una inquietante sequía que afecta la disponibilidad de agua para beber, lavarse y cultivar; provocada por varios factores entre los que se identifican el cambio climático; la contaminación y el desperdicio, la deforestación y destrucción del suelo;  la  tumba y quema de bosques; extraerle tanta arena de los ríos y tanta agua del subsuelo; el conuquismo, su uso exagerado por el crecimiento de la población, la agricultura, y el comercio;  y la desaparición de importantes  ríos y arroyos, cañadas y posos.

Ahora les pongo un ejemplo que muestra cómo la ciencia y la técnica contribuyen a la conservación del agua; evitan que no se pierda en mares y océanos; y ha cambiado el paisaje y  la vida de miles de personas. La presa de Sabana Yegua. Al tirano Trujillo le pedían que llevara agua de San Juan,  y él contestaba que era más barato mudar a Azua para San Juan. Querían mojara el valle o plena de Azua, convertido por  el dictador en un horrible campo de trabajo forzado llamado El Sisal, donde masacraron centenares de adversarios políticos.

Por suerte, en la década de l970, construyeron la Presa de Sabana Yegua, que almacena agua y de tres caudalosos ríos entonces, el  Yaque del sur, el Medio o Grande, y  Las Cuevas, los que llenaron en horas un lago artificial, el más  grande del Caribe, con las  lluvias del ciclón David en  l979. Esta presa abastece de agua al canal de Isura, que hoy moja más de 400 mil tareas, que producen  plátanos, guineos, cebolla, y otros frutos, donde crecían guasábaras, cambrón, cactus; y suple  agua a los acueductos de varias poblaciones.

En sus inicios, esta presa era una bendición, pero hoy se torna en un dolor de cabeza. Porque el lago y sus ríos bajaron sus caudales de agua en más de un 60 %. De ahí que expertos calculan que en  Republica Dominicana, existe un 44 % de área boscosa; por lo que debemos mirarnos en dos espejos. El de Puerto Rico, donde han preservado un 67% de sus bosques y abunda el agua. Y el  de Haití, con  apenas cuenta con un 2% de bosques, y donde existe una gravísima falta de agua. Una de las causas de su profunda crisis.

En resumen, el agua es un producto político; que  influye en la gobernabilidad y la convivencia social; y para algunos, será una de las causas de futuras guerras. Por lo que ha llegado la hora de impulsar una cultura y una mentalidad orientada al uso racional del agua; lo que comenzaría con  medidas como estas.

Primero, aprobar la Ley del Agua, que establecería un mando y control unificado de este recurso. Segundo, construir nuevas  presas, o por lo menos rehabilitar las existentes, y  rescatar cuencas altas que nutren los ríos.

Tercero, reglamentar el  uso racional y responsable del agua en hogares,  comercios e industrias;  lo que implica regular  el uso en lavaderos de vehículos de vehículos y regadío de plantas; en  lavado de platos y  de manos; en corregir  fugas de tuberías. Y popularizar la aplicación de  tecnología para controlar el uso del agua.

Finalmente, recordemos la sabiduría que dice: el oro es de ricos, pero el agua es de todos y vale más que el oro. Que viva nuestra patria soberana y abajo el derroche del agua y su privatización.

** Este artículo puede ser escuchado en audio en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván en Spotify.