El compromiso que hice para traducir en inglés

los versos de mis amigos será reconocido un dia

en algún lugar donde los poetas se juntan

para hablar de miembros del sindicato,

de sus errores y éxitos, de sus suicidios,

de sus carreras truncadas por chance, por la falta

de lectores, de profesores interesados en sus obras.

Pero no hay encuesta universal de Gallup. No hay

ni un individuo ni un país que quiere pagar

el costo de tal propuesta. El destino de la poesía

queda desconocido, un secreto en voz alta

compartido entre los amigos virtuales

en las redes que unen—me bromeo,

digo la verdad, no sé todavía—el mundo.