Muchos aspirantes del PLD y la Fuerza del Pueblo (FP) desean y tienen la esperanza de que su candidatura sea apoyada por una alianza PLD-FP. Se entiende su deseo, es matemática simple, con la alianza cada candidatura obtendría más votos que si van separados.
Ahora bien, el asunto no es tan simple, ya que, el PLD y la FP son contrincantes, aunque compartan una historia política. Son contrincantes porque tienen la misma base electoral dividida. O sea, la fortaleza de uno depende de la debilidad del otro. Su juego, por tanto, es de suma cero.
Veamos los escenarios posibles de alianza: parcial, amplia o total.
Una alianza parcial estaría restringida a pequeños municipios y pocas senadurías, como la anunciada por el PLD y la FP con el PRD en Rescate RD. Esta alianza aportará poco a cada partido más allá de poder sumar algunos triunfos municipales.
Una alianza amplia que incluya las grandes municipalidades, la mayoría de las senadurías y muchas diputaciones (sin el nivel presidencial), permitiría a ambos partidos ganar más posiciones importantes, pero quien obtenga más votos a nivel presidencial se llevará después de las elecciones muchos funcionarios electos. O sea, los triunfos del 2024 producirían muchos tránsfugas que verían más atractivo para el 2028 el partido mejor posicionado a nivel presidencial.
El PLD y la FP no son aliados, son contrincantes con una base electoral común, pero dividida. Si uno crece el otro decrece
Otro problema es que una alianza amplia implicaría desmontar aspirantes que se posicionaron en los últimos años de división.
La alianza amplia se sustenta en que habrá doble vuelta y el partido en tercer lugar a nivel presidencial apoyará al que quede en segundo.
Este argumento, sin embargo, encuentra dos obstáculos: 1) en la República Dominicana es difícil que haya segunda vuelta; durante los últimos 30 años en que la Constitución lo contempla solo la hubo en 1996, y 2) quien quede en segundo lugar, independientemente de que haya o no segunda vuelta, absorbería al que quede debilitado en tercero.
Una alianza total PLD-FP incluiría todos los niveles, hasta el presidencial, con lo cual uno de esos dos partidos dejaría prácticamente de existir, porque el premiado con la candidatura presidencial se convertiría en imán de atracción del peledeísmo durante la campaña electoral 2024 y después.
Para la FP, una alianza amplia o total sería más beneficiosa porque su principal razón de ser es llevar nuevamente a Leonel Fernández a la Presidencia, y su reloj biológico avanza. No puede darse el lujo de esperar demasiado, pero solo el PLD tiene los votos para acercarlo a la cima, más ahora que el bloque de partidos de ultraderecha que lo apoyaba se ha fragmentado, y parte ha girado hacia el PRM.
Por su parte, el PLD, partido-matriz del peledeísmo, necesita tiempo para reestructurarse e intentar crecer con nuevos liderazgos, tarea muy difícil si la FP mantiene una parte importante de los votos del peledeísmo.
Por eso, el PLD y la FP no son aliados, son contrincantes con una base electoral común, pero dividida. Si uno crece el otro decrece; o el PRM crecerá a expensas de ambos.