Me gustaría interpretar de manera alentadora las palabras
esperadas de la nueva presidenta, que va a batallar contra
la corrupción, y representar a los hambrientos y a los ajenos
y también a los que viven en San Isidro, que vamos
a unirnos a todos en un país donde cada limeño blanco
desconfía de su primo indio, donde la gente de la montaña
no quiere ver a la gente de la costa o de la jungla aunque
todos se reúnen para ver al equipo perder otro sueño
ante otro Mundial. Pero vamos a insistir de verdad
en un cambio de vía. Después de cinco presidentes
en cinco años, después de ochenta ministros en menos
de dos años, ya tenemos que empezar a levantarnos
para sacar el cáncer; y ¡qué bien con una mujer
por primera vez al mando del país! Ni por fuerza,
ni estado de excepción, llega ella a jurar y a los
peruanos –y a todos que aman este país sumamente
diverso en especies –y también en ex ministros–
una oportunidad ahora, un tiempo extra,
para anotar y llegar de nuevo a jugar
ante el mundo. Fuerza Perú. ¡Vamos!