Ya es penosamente habitual encontrar denuncias de personas dominicanas negras detenidas por la Dirección General de Migración, la Policía o la Armada. A pesar de portar documento de identidad vigente y válido —es decir, su cédula dominicana—, estas personas son detenidas, montadas en “la camiona” y llevadas al “vacacional de Haina” para ser “depuradas”, mientras sus familiares las buscan desesperadamente. Algunos de estos casos, los menos, llegan a los medios de comunicación y han sido recopilados por la cuenta de Instagram @afrodominica. Casos similares ocurren también con personas negras de otras nacionalidades, como el futbolista cubano Arichell Hernández Mora o, más recientemente, una monja nigeriana que, según denunció el obispo de la diócesis de San Pedro de Macorís, sufrió además una tentativa de agresión sexual.

En términos simples, el perfilamiento racial es la suposición de que determinadas personas, por su color de piel o facciones estereotipadas, pertenecen a un grupo criminalizado o perseguido. En República Dominicana, a pesar de que la mayor parte de la población posee piel y rasgos afrodescendientes, se estereotipa como “haitiano o haitiana” a cualquiera que los tenga y no intente blanquearlos.

Para comprender mejor este tema, entrevistamos a Micely Díaz, doctoranda en Cambio Político y Cultural en la Universidad de Bonn, Alemania, con amplia trayectoria académica en el estudio de estos temas.

Díaz explica:

“La negritud en República Dominicana se asocia con una excepción, no con una norma. Hay una obsesión con la blancura… existe una asociación inmediata entre la haitianidad y la negritud. Es por eso que la negritud dentro del dominicano se percibe como si no existiera, y aun cuando es evidente que existe, se intenta blanquear. Te voy a dar un ejemplo de cómo se blanquea la negritud en RD: con el término ‘indio’. La persona más negra en República Dominicana puede ser considerada como ‘india’. Recuerda que hasta el año 2015 las cédulas tenían el color de piel. Los únicos colores posibles eran ‘blanco’ e ‘indio’. ‘Negro’ ni siquiera era una opción. Estos son algunos aspectos que hacen referencia a esa negación de la negritud, que no es solamente individual, sino también colectiva e institucionalizada; o sea, es sistemática”.

En nuestro artículo El negacionismo como política pública establecimos cómo la negación de lo afro y lo negro se ha sistematizado a lo largo de la historia republicana en nuestro lado de la isla. Sin embargo, no se queda ahí: el perfilamiento racial y la “depuración” se han institucionalizado como políticas públicas no escritas, pero ampliamente practicadas por las mal llamadas “fuerzas del orden”, que en República Dominicana actúan desde su creación como fuerzas represoras. Esto es evidente en la plena impunidad que disfrutan las “autoridades”, y en la naturalización de conceptos como la “depuración”.

Es una experiencia común para muchas dominicanas y dominicanos de piel negra y cabello crespo llevado al natural ser detenidos arbitrariamente, acusados de portar una “cédula falsa” y retenidos para ser “depurados”. Este proceso, dependiendo de la repercusión de cada caso, puede durar horas o incluso días en condiciones plagadas de violaciones de derechos, agresiones y hacinamiento.

Díaz continúa reflexionando:

“…Eso implica que no es solamente que se hace una rivalidad con la identidad haitiana, sino que, por lo tanto, se rivaliza la propia identidad dominicana, porque República Dominicana es un país de gente negra (que no se asume como tal). Este problema no solo afecta a la población haitiana, sino también a la población dominicana negra, que es la más empobrecida…”

Y es que “haitiano” y “pobre” son identidades a las que las personas afrodominicanas rehúyen. De ahí la obsesión con el alisado del cabello, con buscar al antepasado blanco, con blanquear los hábitos, los modos de vestir, hablar y ser.

En la entrevista, también conversamos con Micely Díaz sobre la polémica desatada por un post de Instagram del Ministerio de la Mujer en el que aparecían dos mujeres negras, una peinando a la otra. El Ministerio eliminó la publicación y aclaró la procedencia de la imagen, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿qué mujeres son sujetas de derechos para el Ministerio de la Mujer? ¿Qué mujeres merecen ser protegidas por esta institución? Definitivamente, no las mujeres negras dominicanas, ni las haitianas, ni las dominicanas de ascendencia haitiana, ni las mujeres negras y empobrecidas. En lugar de reivindicar el derecho de las mujeres a ser representadas sin discriminación, las acciones de esta institución gubernamental reforzaron el discurso de odio, discriminación y exclusión mediante el perfilamiento racial, ya que la gran polémica surgió porque, según internautas, las mujeres en la foto parecían haitianas.

Díaz analiza:

“Si te fijas en las imágenes, lo primero que salta a la vista es ‘la evidencia de la pobreza’ (en la imagen polémica). Se trata de una intersección entre la percepción que tiene la población dominicana sobre raza y clase social. Las mujeres en la imagen polémica visten con ropas modestas de colores brillantes; una de ellas no parece tener maquillaje y lleva el cabello afro peinado al natural, la otra lo lleva trenzado. Mientras tanto, en otras publicaciones del Ministerio aparecen mujeres negras de igual tonalidad de piel, pero vestidas de manera ejecutiva, lo que representa estatus y poder. En esas imágenes, el afro está peinado de salón o ‘definido’, y a menudo el tono de piel es un poco más claro, es aspiracional”.

Al final de cuentas, el perfilamiento racial tristemente forma parte de la vida cotidiana de las dominicanas y los dominicanos. Quienes tienen el privilegio de no enterarse es porque o tienen la piel clara o pertenecen a una clase social privilegiada, por ejemplo, Betty Gerónimo o Amara la Negra ¿son realmente tan diferentes de las mujeres del polémico post? ¿o las diferencias son imaginarias marcadas por marcadores distintos a fenotipo o raza?