En la actualidad, estamos sufriendo de un “patriotismo sombreado”, a pesar de la existencia de un canal que propugna o defiende lo opuesto. Dicho canal está enraizado y enfocado en los sentimientos que buenos dominicanos enarbolan con sus voces y escrituras, que, elocuentemente, son difundidas a través de los medios nacional e internacionalmente. Tales ciudadanos son personas intelectuales, sinceras, constantes, y responden a una necesaria condición de fervor natural, preciso y apreciado por el pueblo dominicano. Sin embargo, por razones complejas y difíciles de entender y sostener, existe un conducto de alarmantes voces y acciones que causan sombras sobre los sanos y positivos sentimientos demostrados de fraternidad y efectiva convivencia en el país.

Además, por desgracia, las organizaciones de la OEA, UN, CARICOM, y países aledaños, no entienden, o mal interpretan, el difícil momento histórico que se vive en República Dominicana debido a la migración de los extranjeros ilegales, y el derecho adquirido o “jus solis”, de los “nacidos en tierra dominicana”, que, por tanto, son hijos legítimos y esa legitimidad es una verdad concebible e indiscutible.

Con todo esto, los ministerios gubernamentales, por lo que vemos y se tiene información, verídica o no, actúan de manera discreta, endeble, inconsistente y medalaganaria; mientras hay una mafia que empaña con sombras lo que el superior gobierno trata de hacer, y lo que otras voces claman con fervor, patriotismo, civismo, derechos humanos, fraternidad, diálogos, reclamando la persecución de quienes trafican con humanos maliciosamente, cometen hechos delictivos de manera flagrante, y son responsables de trajinar con las “camionas”; son malévolos confabulados en la zona fronteriza que extorsionan, exigen peajes a los que buscan entrar al país de manera ilegal. Hay que estar conscientes de esa vergonzosa realidad que padecemos actualmente: un parche de “patriotismo sombreado”.

Existe una incapacidad, flojera, negligencia o carencia de acción para terminar con la descarada actitud de quienes operan en contubernio, con el fin de desvirtuar los afanes de las autoridades para mantener un Estado con positiva visión de pueblo libre, soberano, en creciente desarrollo, y en confraternidad con los vecinos cercanos y lejanos.

Para ofrecer asistencia a los necesitados, hay que tener voluntad propia, producto de una conciencia social basada en la fe, la esperanza, el amor, la integración personal, la condición de vida sana y sensible conciencia nacionalista.

Los que decimos amar a Dios, al prójimo y a nosotros mismos, debemos escuchar el grito de los desventurados, que viven angustiados, perseguidos, hambrientos, sin hogar, sin patria, pero con una esperanza dilatada. Como criaturas del Poder Divino, estamos llamados a tener espíritu de conmiseración y sabiduría para hacer frente a los problemas que nos ahogan, las sombras que oscurecen el camino de la vida y empañan la conciencia.

El patriotismo auténtico está llamado a luchar por despejar las sombras que oscurecen los virtuosos sentimientos humanos y poner fin al cobro de peajes a extranjeros ilegales para ser liberados de las forzosas deportaciones que se llevan a cabo de manera evidente; como también, se debe acabar con los pagos a las “quintas columnas” que funcionan en la frontera, entiéndase, militares, oficiales de migración, y aduanas.