En el mes donde el año pierde su nombre; cuando la cosa no está ni caliente ni fría; las hojas no están ni verdes ni secas; los días no son ni brillantes ni oscuros, es la época preferida por los espíritus, las almas desorientadas, las brujas, los zombis y las calabazas, por suerte ya somos grandecitos y aprendimos a reconocer la bondad y la dulzura que hay detrás de su disfraz de calavera. De hecho, se me antoja que la cara de felicidad que pone un niño cuando destripa una calabaza es al pensar en lo rico que es un pastel de calabaza, con chocolate, marshmallow o con refresco.
Ingredientes:
1 ½ libra de auyama
6 onzas de azúcar crema
1 cajita de queso crema
2 huevos
1 cucharadita de jengibre rallado o en polvo
1 cucharadita de canela en polvo
1 cucharadita de clavo dulce en polvo
1 pizca de sal
Ralladura de la piel de un limón
Para el molde:
1 paquete de galletas maría
3 cucharadas de mantequilla
Elaboración:
Si no desea complicarse mucho, hierva la auyama con todo y piel, en trozos grandes, sin que desbaraten y luego pásela por una sartén con mantequilla y un poco de azúcar para que caramelice. La mejor opción sería disfrazar las calabazas embarrándolas de mantequilla, azúcar crema y canela en polvo y esconderlas en el horno hasta que el calor le ablande sus carnes y queden tan doradas como un atardecer de finales de octubre. Luego le quita la piel y la pone en el vaso de la trituradora, junto al queso crema y el resto de los ingredientes. Para una textura menos refinada, no licue, solo triture hasta que todos los ingredientes estén bien mezclados.
Mientras hierve o asa las calabazas, y antes de mojar el vaso de la licuadora, coloque las galletas y tritúrelas hasta volverlas harina, luego con las manos y en un bol, le añade la mantequilla y remueve hasta formar una “masa quebrada”. Decore las paredes de un envase de horno desmoldable, hasta conseguir que todo el molde quede finamente empañetado. Introduzca la mezcla y lleve al horno a 190ºC durante 40 min. En Halloween no todo es lo que parece, así que no se deje llevar por las emociones, controle sus impulsos y deje que se enfríe bien, antes de meterle el cuchillo. Ah… y guárdele la sorpresa a su familia o invitados para devoren su pumpkin pie en manda, como lobos salvajes disfrutando de esta receta tan simple y tan rica.