El avance de la República Dominicana en la confianza de la ciudadanía en la lucha contra la corrupción, de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional (TI), en lugar de un motivo de celebración, debe ser un impulso, con más fuerza y determinación que nunca, al combate contra este terrible flagelo, que irrita y empobrece a los pueblos.
La desafiante vigencia de la corrupción en el tiempo se refleja en el hecho de que, a nivel mundial, en el 2023, solo 28 estados mejoraron la percepción de sus niveles de corrupción, de los cuales dos son de América: República Dominicana y Guyana. Además, en el informe se destaca que nuestro país es el único de la región que desde el 2021 ha logrado avances significativos en la lucha contra la corrupción.
A propósito de este mal, que infecta lo público y también lo privado, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que es el único que consagra la lucha contra la corrupción y la impunidad entre los valores y principios de sus Estatutos, lo mismo que en su himno, está obligado a mantener en alto la bandera contra la corrupción.
Otra razón, para que el partido de gobierno se mantenga vigilante frente a la amenaza de la corrupción, es el hecho de ser una organización política programática, que desde su primer programa de gobierno enfocó la lucha contra la corrupción como uno de sus pilares fundamentales.
Cumplida en gran medida la propuesta formulada en el programa gubernativo anterior, en el correspondiente al actual mandato se formuló como sigue: “Cultura de Integridad y Transparencia: Intensificaremos los esfuerzos en la lucha contra la corrupción, promoviendo una cultura de integridad, transparencia y rendición de cuentas tanto en el sector público como en la sociedad. Incluirá campañas de concienciación y la implementación de mecanismos más rigurosos para prevenir y sancionar actos de corrupción, asegurando la independencia judicial y fiscal”. Esta es la mejor manera de mantener la confianza del pueblo.
Muy acertadamente, esta vez el programa de gobierno del PRM, más allá de la corrupción pública, abarca la que se produce en la sociedad, en sintonía con el filósofo coreano Byung-Chul Han, que, en su obra, La sociedad de la transparencia, sostiene que “quien refiere la transparencia tan solo a la corrupción y a la libertad de información desconoce su envergadura. La transparencia es una coacción sistémica que se apodera de todos los sucesos sociales y los somete a un profundo cambio”.
Ningún militante político ha escuchado y repetido más veces el llamado a enfrentar la corrupción que el perremeista. Lo hace al inicio de cada reunión, cuando canta el himno de su partido, con letras de sus compañeros, Raquel Arbaje y Luis Abinader, música de Alicia Baroni y José Peguero y arreglos musicales del maestro, Dioni Fernández.
Por tanto, en el PRM, nadie puede alegar ignorancia sobre su obligación de luchar contra la corrupción, en cualquier circunstancia, por lo que cada miembro debe estar consciente, sea cual fuere el cargo que ocupe, de su compromiso con la realización de una gestión honrada, que colme de orgullo a su familia y a sus compañeros de partido.