¿Dónde estás? ¿Qué haces?
¿También estás nervioso?
La espera ha sido dulce, plena,
pero quién sabe si el abrazo
será maravilloso. Rezo por ti,
por nosotros. La comunicación
celular ha sido buena,
el intercambio, palabras
placenteras, bromas, sueños,
decepciones. Pero no solo
dependemos de las palabras.
Incluso un escritor debe ver
y sentir el cuerpo del otro.
La vida no puede sobrevivir
a un juramento de soledad
excepto en el monasterio lingüístico.