Si los líderes políticos dominicanos tuvieran buenas relaciones con sus similares haitianos; si tuviéramos organizaciones no gubernamentales actuando con la diáspora haitiana; si tuviéramos actividades frecuentes con artistas, académicos e intelectuales haitianos, tanto aquí como allá; si se dieran intercambios deportivos y gremiales entre los dos países; si tuviéramos mayor presencia en los medios de comunicación de Haití, sea en creole y/o español; si los empresarios dominicanos y haitianos promovieran alianzas de negocios allá y aquí…¡Si se diera todo eso que nos falta, qué bien nos entenderíamos!