Dos hechos se produjeron la pasada semana que pueden ser claves para el presente y futuro del actual gobierno, uno casual y otro como resultado concreto de la voluntad del jefe del Ejecutivo de integrar un Ministerio Público dirigido por personas de talante independiente. Con la inclusión en una lista de acusados de un escandaloso acto de corrupción a un hijo de la persona de mayor poder en este gobierno, después del Presidente, este ministerio ha producido un hecho sin precedente en la historia del Poder Judicial de nuestro país. El casual se manifestó en la división de la mancuerna Isa/Ceara, nombrando el segundo en el Ministerio de Ambiente, MA, y al primero en el puesto que ocupaba aquel en el Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo.
La historia de la Justicia dominicana es la de la impunidad, aquella en que el brazo de la Justicia se mueve guiado por la mano del Ejecutivo. A diferencia de lo que ocurría en el pasado, en el caso que nos ocupa, ese brazo se movió solo y el resultado ha sido que un hijo de un poderoso empresario y político, junto a otros miembros de familias relativamente poderosas han sido alcanzados por el brazo de la Justicia. Un auspicioso precedente en nuestra historia política. Pero esto no es casual, para que esto se produjera al frente del MP debían estar profesionales con temple suficiente para ser independientes e incorruptible, el Presidente las puso y el resultado ha sido que ése Ministerio ha actuado contra personajes que, en términos judiciales, antes eran intocables. Lo nunca visto.
Por otro lado, resulta aleccionador el nombramiento de Miguel Ceara en MA, un ministerio sacudido por el asesinato del anterior incumbente de esa institución, que tiene como misión preservar de las principales fuentes generadoras de recursos básicos para el desarrollo de cualquier país, y donde se escenifican los principales conflictos sociales, económicos y políticos no solo en este país, sino en todo el mundo. Igualmente, colocar a Pavel Isa, de talante absolutamente independiente y de compromiso social, al frente del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, constituye un reto de importante calado y potencialidad para el futuro del gobierno y del país Esto, conjugado con esa “licencia” del super ministro Macarrulla, que indicaría su definitiva salida del gobierno, podría determinar que muchos recobren el optimismo de la voluntad.
Sí, de eso se trata, de la posibilidad de recobrar el optimismo de muchas voluntades que fueron decisivas en el desfenestramiento de las mafias peledeistas y que han tomado distancia frente al gobierno, disgustados por la existencia de algunas situaciones que lastran el desempeño de este en temas de suma importancia. Entre otros, la omnipresencia y omnipotencia del ampliamente cuestionado super ministro Macarrulla con áreas claves: transporte, energía, relaciones con el sector privado; también causa disgusto y el tratamiento de los temas migratorios y las relaciones con Haití, en cuyo manejo el gobierno, por momentos, coincide con sectores de la caverna política, impidiendo que estas cuestiones se traten con racionalidad.
El momento es delicado, pero también constituye una magnífica oportunidad para adecentar el discurrir de la vida económica y política del país, y eso comienza con un ministerio público con un sustancial margen de independencia frente a esas dos instancias. Son muchos los entramados de corrupción donde se evidencia esa colusión perversa entre determinados sectores empresarial/carroñeros con algunos de la clase política, pero difícilmente haya uno tan sórdido como este caso Medusa. En este se evidencia que, en esencia, es esa connivencia la que está erosionando los pilares en que descansa nuestra nación, la que establece la cultura del Estado botín para repartirse entre malandrines, es esa colusión, no otro, el principal factor que corroe la autoestima del dominicano.
El entramado Medusa evidencia, además, hasta dónde puede llegar un Ministerio Público cuando se pone al servicio de gobiernos y políticos de turno: corrompe enteras familias de empresarios, de políticos, de profesionales del derecho y de la información; es factor de corrupción y envilecimiento de las redes sociales etc. De ahí la importancia de su independencia y en este caso, la acción del MP constituye un hecho de suma trascendencia en el proceso de institucionalización de la práctica política en el país. En eso, no regateársele crédito alguno a este gobierno, que ha apostado a esa independencia y siendo coherente ha dejado libre el brazo de la Justicia. Por eso, es inaceptable el pronunciamiento de algunos ministros favoreciendo al superministro.
Los hechos políticos son frutos de procesos en cuyo discurrir el factor casualidad a veces debe tomarse en cuenta, pero lo que los determina, en última instancia, es la confluencia, en el tiempo, de las acciones conscientes para producirlos. Por consiguiente, la sostenida demanda de independencia de la justicia, la continuación de la lucha de vastos sectores en defensa del medio ambiente, que alcanzó su punto más alto con el movimiento de defensa a los Haitises, la demanda de un acentuado énfasis en lo social de parte del actual gobierno, pueden ser factores determinantes para una mejor conducción del país y de una más inteligente conducción de las luchas para cambiarlo. Eso es lo fundamental