Puedes mancillar su nombre, arrastrarlo
por tu lodo mental por todo lo que
no hizo, pero podría haber hecho
como hombre, ciudadano, amigo. Pero
lo que digas no puede lavarlo de tierra,
viento, montaña, fuego, agua. y de todas
las ciudades de este valle de ilusión
y planeta que gira alrededor del Sol.
No puedes impedirle declarar
que puedo escribir los versos más
tristes esta noche. No puedes
detener su lamento por Federico,
su oda a la alcachofa, su arte
de los pájaros, y su pregunta
imposible a todos: ¿Hay algo más
triste que un tren inmóvil en la lluvia?