Desde que en el 1930 se inició la dictadura de Trujillo, Venezuela acogió a exiliados dominicanos quienes vivieron más de treinta años allí. Fueron muy bien recibidos y prosperaron. Cuando Rómulo Betancourt devino presidente fue el estadista latinoamericano que más combatió al dictador dominicano, tanto así que casi perdió la vida cuando en 1960 Trujillo ordenó que le fuera colocada una bomba, de la cual sobrevivió milagrosamente. Cuando en 1962, contando con apenas 24 años, fui a Caracas y le conocí le pedí que me permitiera tocar sus manos que todavía evidenciaban las cicatrices de ese atentado.

En el área económica, bajo el Acuerdo de San José, tanto mexicanos como venezolanos nos ofrecieron financiamientos blandos para permitirnos enfrentar los enormes incrementos en los costos del petróleo resultantes del monopolio de la OPEP. Más tarde surgieron los financiamientos venezolanos de Petrocaribe con el mismo propósito.

Ahora que luce que Venezuela va rumbo a una dictadura, es el momento de nosotros repagar con gratitud la deuda con ese país. El presidente Abinader y nuestro canciller, Roberto Álvarez, hicieron muy bien cuando hace un tiempo alinearon a nuestra patria con Costa Rica, Panamá y otras democracias. Como resultado de eso es que Maduro ahora decidió prácticamente romper sus relaciones diplomáticas con nuestro país. Con relación a Maduro ya hay dos actitudes muy claras, las de Cuba, Nicaragua e Irán, por un lado, y las de las democracias latinoamericanas.

Por suerte, al adoptar nuestra nueva actitud hacia el régimen venezolano lo lograremos con poco costo, ya que nuestro país no importa petróleo, ni gas natural, ni carbón desde Venezuela pues hace tiempo lo estamos haciendo principalmente desde Estados Unidos y Colombia.

En una operación exitosa logramos repagar el grueso de nuestra deuda con Petrocaribe con un gran descuento y lo que debemos ahora por ese concepto es un monto reducido. También compramos las acciones del gobierno venezolano en nuestra Refinería de Petróleo.

Quedan nuestras exportaciones a Venezuela, que incluyen algunas de zonas francas, que pueden quedar afectadas por nuestra decisión de oponernos a la dictadura venezolana en gestión.

Desde hace bastantes años nuestro país ha recibido una diáspora venezolana que conforma parte de ese gran éxodo que sale de su país por razones políticas y que ya suma más de ocho millones de personas, un 29% de su población total en comparación con el 10% de dominicanos que reside en el extranjero. Esos venezolanos han ayudado mucho a nuestro país con sus inversiones y su mano de obra. Es otra cosa por la cual debemos estar agradecidos a los venezolanos.

Lamentablemente, esa diáspora aumentará debido a los recientes acontecimientos. El Darién los verá sufriendo. Nuestro país necesita maestros de escuela e ingenieros si es que vamos a desarrollar los microchips entre nosotros y mejorar nuestra educación. Bienvenidos sean.