La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) desarrolla un proceso orientado a la realización del censo de la población dominicana. Esta tarea no constituye un acto espontáneo de la ONE; responde a un mandato de la Ley 5096 sobre Estadísticas y Censos Nacionales. Esta Ley, en el capítulo V, artículo 19, destaca la diversidad de Censos Nacionales: el de población y Agropecuario; el de Industria y Comercio, y el de Edificios y Viviendas. La disposición es que se realicen cada 10 años. Está claro que la ONE no puede obviar este mandato.
El Censo de población no solo tiene sentido por ser un requerimiento de la Ley 5096. Es importante, también, por los beneficios que este proceso le aporta al desarrollo del país, a la organización social y al sistema de información de la República Dominicana. Es inadmisible que, en estos tiempos, el país no cuente con datos concretos, claros y fundamentados, sobre la población nativa y sobre los que son de otras nacionalidades. Todo lo que contribuya a la institucionalización requiere acogida y compromiso de los ciudadanos conscientes y responsables.
Desde esta perspectiva, le decimos no, a la filosofía de la sospecha. Políticos, organizaciones y activistas de las redes sociales han intentado provocar un bloqueo afectivo y efectivo del censo de población. Para estas personas y organizaciones, lo más fácil es alentar el miedo y la desconfianza en las instituciones que realizan esfuerzos para cumplir con su deber. Son precursores del desorden y de la desplanificación. Por esto, su comportamiento es una amenaza al avance del país y a la educación de los ciudadanos.
El censo es una experiencia educativa. De igual manera es una oportunidad para conocer con rigor las condiciones reales de las personas que forman parte de la sociedad dominicana. Este proceso es fundamental para la toma de decisiones de calidad. Estas deben posibilitar la formulación y aplicación de políticas públicas, sociales y educativas coherentes con las necesidades de las personas. La creación de ambientes sospechosos contra acciones cruciales para la planificación estratégica de los gobiernos y de las instituciones debe tener un régimen de consecuencia. Si lo hubiera, los desafueros de esta naturaleza se reducirían.
Reconozco el derecho a la expresión libre. Rechazo las campañas sospechosas que atentan contra el bien común. Las mentiras vertidas sobre la naturaleza del censo lesionan la credibilidad de la institución responsable de su organización y desarrollo. Oponerse al censo es un derecho. Lesionar la confianza básica que requiere el censo es un acto deleznable. Para superar esta situación, urge un mayor fortalecimiento de la educación ciudadana. El Ministerio de Educación de la República Dominicana y el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología deben aliarse con la ONE, para que el proceso y los resultados impacten de forma positiva a todos los actores de la sociedad. El censo de la población no le hace daño a nadie. Por el contrario, coloca al país en la coordenada de las naciones que no viven de lo inmediato.
Del mismo modo, se une a los países que piensan y planifican a largo plazo; a los que tienen una visión y un funcionamiento situados. Son naciones con mayor fundamento técnico y científico. Sí, al X Censo Nacional de Población y Vivienda, por el presente y el futuro del país. No, a los que para esconder las falencias educativas y sociales, se refugian en la pulverización de la confianza personal y social. La colaboración y la solidaridad han de ser rasgos relevantes siempre y, de manera especial, en el período del 10 al 23 de noviembre, etapa censal.