Visto los acontecimientos recientes en la frontera y teniendo en cuenta que cuando lleguen los militares de Kenia a imponer el orden en Haití se espera una inmigración importante de sus nacionales, para lo cual agencias de la ONU han comenzado gestiones para su facilitación, nosotros debemos prepararnos pues la situación de política internacional, en donde grandes potencias buscan que los dominicanos carguemos a hombros con el problema haitiano, más los problemas históricos entre ambos pueblos que impiden una acción directa de las FFAA dominicanas, debemos buscar una manera de protegernos.

¿Sería conveniente organizar un ejército mercenario tipo el Wagner que se aposte en toda la línea fronteriza y sirva como un valladar entre Haití y nosotros, de modo tal que no sea el dominicano el que enfrente directamente la inmigración y el cruce de los miembros de las bandas que los kenianos vienen a desarticular y ponerlos en el mejor de los resguardos?

¿Aunque no estamos sufriendo una agresión por el gobierno del país vecino, podríamos invocar la Carta de la OEA y que esta envíe un ejército a realizar lo sugerido en el párrafo anterior?

Si ninguna de las sugerencias anteriores son posibles entonces que el gobierno haga lo que dijo Roberto Álvarez, ministro de Relaciones Exteriores, el pasado día 4 al ser entrevistado por Pablo Mackinney: sobre cerrar la frontera y controlar a los inmigrantes indocumentados: “Es posible cerrar la frontera, sí; otros países lo han hecho, como Israel. La cuestión es ponerse serio”. ¿Qué espera el gobierno para ponerse serio en este tema?

¿O deberá suceder lo que anunció el alcalde de Dajabón, Santiago Riverón, quien solicitó crear un comando para patrullar y enfrentar a “bandas de haitianos que cruzan la frontera para cometer crímenes y robos en la zona”?

Todas las fuerzas políticas deben ponerse en consonancia con la situación que nos ocupa y apoyar al Gobierno dominicano para que sin dilación haga lo que debe hacer para poner la frontera bajo un control estricto por el Ejército dominicano, lo que a todas luces no está sucediendo.