El envejecimiento de la población. El tema de la deuda pública suele estar muy vinculado a otros dos, que son la eventualidad de crisis financieras y los costos de la seguridad social.  Lo de crisis financieras no lo podemos analizar aquí porque suelen ser impredecibles, incluso en países con sistemas financieros desarrollados y eficaz supervisión.

Desde hace mucho tiempo, expertos y organismos internacionales vienen prediciendo una crisis financiera en China, la cual no acaba de ocurrir, aun cuando el mayor banco inmobiliario, el Evergrande, viene confrontando problemas desde hace años. Pero los chinos tienen la ventaja de que tanto los bancos como los promotores inmobiliarios, cuando no son estatales cuentan con un gran control estatal, lo que dificulta su derrumbe.

El envejecimiento de la población va a afectar el crecimiento económico por doble vía: la reducción de la capacidad productiva y los mayores costos de la seguridad social. Todos los países analizados van a confrontar serias dificultades en su crecimiento por el envejecimiento de la población.

Este fenómeno suele ser más agudo cuanto mayores niveles de bienestar hayan alcanzado, debido a que las sociedades que se enriquecen mejoran las condiciones nutricionales, educativas y de salud, todo lo cual se revierte en la duración de la vida.

Al mismo tiempo, la población se va urbanizando, la mujer se integra a las labores productivas, se reduce la fecundidad y los hogares se hacen más pequeños, el perfil demográfico va cambiando hacia la prevalencia de más ancianos en vez de niños y personas en edad activa.

Las sociedades más envejecidas son Japón y las europeas. De los países analizados, la más envejecida es la de Estados Unidos, seguido cercanamente por la China; y la más joven la tiene la India; sin embargo, paradójicamente, el problema mayor lo tiene China.

La razón es que ese país cometió un error incompresible al adoptar la política del hijo único, alterando la tendencia demográfica natural; tal política creó un problema adicional pues, en una sociedad machista, cuando una familia tenía que abortar un embarazo para evitar tener dos hijos, tendía a hacerlo más cuando se descubría que era hembra, dando lugar a un desequilibrio antinatural entre nacimientos de ambos sexos.

Con el tiempo se dieron cuenta del error y descontinuaron esa política, pero ahora están complicados con dos fenómenos: hay más hombres jóvenes que mujeres, y millones de ellos no encuentran pareja para formar familia; por otro lado, las mujeres se adaptaron rápidamente a no tener más hijos y la tasa de fecundidad se mantiene anormalmente baja. De hecho, ya la población china se está reduciendo, y las proyecciones apuntan a una baja mayor en los decenios futuros. Ahora es el gobierno el que quisiera que parieran más.

El problema puede agravarse en términos económicos, puesto que la certeza de permanecer toda la vida sin pareja puede afectar el ánimo y las energías creativas de la juventud, al tiempo que el entorno social se ha alterado en un mundo sin hermanos, cuñados, primos, tíos ni sobrinos, y se van acumulando hogares formados por un hijo, dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, etc. Y todo ello va a redundar negativamente en el desarrollo de la sociedad.

Contrarrestar el efecto del envejecimiento demográfico en términos de capacidad productiva será posible con el desarrollo tecnológico, particularmente la robotización, en lo cual China lleva la delantera, y con la inmigración de población joven de otros países, para lo cual están mejor preparados los EUA, por ser una sociedad más abierta a la inmigración, contra China, que es la más cerrada. Sin embargo, todas chocan contra un ambiente de rechazo a la entrada de inmigrantes y de xenofobia que recorre el mundo.

Cambio climático. Tanto China como la India y Estados Unidos van a ver continuas restricciones a su crecimiento económico por los efectos del cambio climático y los costos asociados a su prevención, mitigación y adaptación.

Las temperaturas extremas y subsecuentes fenómenos meteorológicos, tienden a agudizarse y obligarán a readaptaciones y cambios en los protocolos de prevención en los sectores más expuestos y la preparación de la atención médica para atender los problemas de salud derivados de nuevas situaciones, al tiempo de transformación de la economía y de los modos de vida que tendrá un costo económico que inevitablemente hay que pagar.

Las grandes economías de que hablamos son las que tienen la mayor responsabilidad en la emisión de gases de efecto invernadero, por lo que les correspondería, no solo afrontar sus propios problemas internos, sino contribuir decisivamente a la solución global. Crecientemente, los países del Sur verán con recelo y exigirán a los del Norte, incluyendo China, como grandes contaminantes históricos, asumir a fondo su responsabilidad por el daño causado a todos y ayudar a los países pobres para afrontar ese impacto.

Aunque el cambio climático y los riesgos que implica ya es algo visible y asumido universalmente, son los Estados Unidos los que manifiestan más resistencia a asumir compromisos, siendo este también un tema que divide a la sociedad. Ya ese país se retiró del Acuerdo de París durante la gestión de Trump, regresó posteriormente, pero no hay garantías de permanencia. Además, en un aspecto que requiere claramente de la cooperación internacional, Estados Unidos se muestra poco propenso a propiciar el ambiente de confianza mutuo requerido.

La India va a confrontar los mayores costos medioambientales, pues muy parecido a los latinoamericanos vio crecer una población ya casi por completo urbana, con una urbanización caótica, hacinamiento y arrabalización del entorno, que eleva la vulnerabilidad. La degradación ambiental y la contaminación en India son graves y pueden tener consecuencias económicas negativas a largo plazo. La presión para abordar estos problemas puede llevar a regulaciones más estrictas y costos adicionales para las empresas.

China previó y evitó ese caos urbano y tiene una mejor infraestructura, salvo algunas regiones menos desarrolladas, pero el rápido crecimiento económico ha tenido un alto costo ambiental, con problemas graves de contaminación del aire, el agua y el suelo. Abordar estos problemas requiere inversiones significativas en tecnología limpia y políticas ambientales efectivas, lo que podría frenar el crecimiento en industrias altamente contaminantes. Afortunadamente, lleva la delantera respecto a los otros en cuanto a tecnologías productivas respetuosas del medio ambiente, como las energías limpias y los motores eléctricos.