Me dio consuelo ver a mi hermano hoy,

Él va bien, adelgazado, tranquilo. No

habla desde hace décadas pero es

cariñoso y sensible y le dio a su mamá

tres besos cada uno para la cámara.

Cuando era niño se enojaba mucho

con su mamá y una vez con el

Ministro de Justicia de Sri Lanka.

Nunca olvidaré a la Primera Ministra

Sirimavo y su hermano Félix sentados

en el sofá y mi hermano corriendo

en la sala para tomarle el pelo. Los gritos

llenaban la casa. Y mis papás diplomáticos

tuvieron que pedirle disculpas. Nunca pensé

que este incidente privado saldría a la luz.

Pero escribir mi autobiografía no tiene límites.

Me siento obligado a cavar y cavar y esperar

que la verdad salga tarde o tempano, que estamos

todos sujetos a la rabia y a lo inesperado

no importan los títulos que llevemos,

yo ahora un diplomático a punto de

dejar la carrera que tenía mi papá

en aquel entonces, el ministro

consejero con rango de embajador

y con un hijo rabioso sin poder hablar.