Apreciadas amigas
Esther HERNÁNDEZ y Yildalina TATEM BRACHE (Coordinadoras) y a todas las compañeras de la Tertulia Feminista «Magaly Pineda».
Les escribo en la celebración del sexto aniversario de la Tertulia, para expresarles mi reconocimiento a su continua labor de reflexión y participación activa en la problemática feminista; intercambiando, incidiendo —de manera urgente y necesaria— en los procesos políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales del presente; tratando (en todo momento) de no autocensurarse ni permitir mordazas, ya que no podemos estar indiferentes ante las raras atmósferas, las penumbras, el desequilibrio, la espantosa polifonía ´discursiva´ de sectores de la vida nacional que pretenden coartar, restringir, frustrar e imponer un retroceso a los y de los Derechos Humanos (DD.HH.) de las mujeres de la República Dominicana. Por lo cual sugiero, deberíamos debatir en un Foro abierto sobre «El malestar cultural del patriarcado». De ahí que les comparto un resumen del texto que he escrito para ustedes (en ocasión de su 6to. Aniversario como grupo), de manera que de considerarlo oportuno, pueda ser objeto de su opinión.
El malestar cultural del patriarcado
Se ha escrito que los principios del lenguaje moderno se adquirieron hace aproximadamente 400,000 años, y que la actividad del pensamiento se despertó cuando el lenguaje adquirió una función simbólica. Desde entonces, quizás, fue que surgió la ´inevitabilidad´ del patriarcado, no por las diferencias sexuales biológicas o la capacidad cognoscitiva sino por un ´malestar´ de cómo entender lo abstracto, o, la mentalización entre lo pasivo o lo activo del ser humano.
Ocurrió que el hombre y la mujer tuvieron (al parecer) visiones distintas para nombrar imágenes, ya que la mujer tenía y tiene un saber innato en conexión con la Naturaleza, y el hombre un corpus de discurso distinto, lo cual provocó que los sistemas jerárquicos de poder se contrapusieron.
Cuando surgió (en las distintas agrupaciones humanas) el control de la movilidad y los órdenes imperantes en base a deidades, y más tarde el surgimiento del Estado, éste se consolida usurpando el cuerpo que da vida y, lo hace un bien jurídico de su propiedad. Se suprimió, es así, no sólo el cuerpo sino el intelecto de la mujer negándole la capacidad de pensamiento, que pudiera abrir sus labios para contar/decir sus historias. Sólo era ella un ´algo´/cosa mutilado, al cual se le otorgarían o añadirían derechos en el devenir de los tiempos, sin tener la hegemonía de su propio cuerpo.
Lo que no está claro, aún, fue quién controló el fuego primero, ni quién primero escribió en las tablas de barro su lenguaje. No obstante, a través de diversas lecturas, sobre vestigios de arcaicas poblaciones femeninas, he estimado que el matriarcado (desde las poblaciones más primitivas) tuvo una existencia de más de 35,000 años, y que la Humanidad, si se puede decir, prosperó por las mujeres, ya que ellas eran quienes le daban «seguridad emocional» al ser humano.
Es por ello, que no deja de sorprenderme que, las acciones de las mujeres —sobre todo en la época actual— aquí en nuestro país, continúan fragmentadas y desconocidas. Se narran de oídas, se manipulan, se tergiversan y se ocultan.
Esa violencia que no está tipificada es, la VIOLENCIA DE LOS SABERES. Esa es la violencia que existe desde el origen mismo de la voz, la que hace que la vida de millones de mujeres la cubra el polvo y las haga cenizas. Esa es la violencia gris que el sistema patriarcal continúa imponiendo y, no quiere y le disgusta que identifiquemos: la violencia de los saberes, la que hace que continúen proscriptas y no sean reconocidas las acciones de aquellas que procuran hacer un reencuentro con la contra-Historia para que dejar de ser de alabastro.
Sin embargo, siento que, es espantoso que aun permanezca la práctica nociva de que las políticas con conciencia de género y las militantes del feminismo (en ejercido de sus derechos) sean asediadas por la descalificación mediática; que aún continúen los prejuicios disfrazados de paternalismo/proteccionista, y se ataque a las que subvierten el orden patriarcal, y que los intervalos para conquistar nuestros derechos humanos inalienables, aquí en la República Dominicana, demoren una centuria, cincuenta años o cuarenta años.
Sé que aún hay muchos monstruos de mil cabezas que hay que ahuyentar y continuar ahuyentando que están en contra de las mujeres y, que no aprenden que la voluntad (de todas), por más que quieran esos monstruos es, indoblegable.
No comprender ni estudiar la contra-historia de las mujeres es, el malestar cultural que ha provocado el patriarcado con el silencio, pretendiendo coartar nuestra voz, oprimiendo nuestras actuaciones, haciéndonos minusválidas, legitimando la violencia, transgrediendo la existencia con el control de los medios de producción, el control del contrato social/político y haciendo guerras destructivas, en fin, desconociendo la autoría y la autoridad femenina con un entramado ideológico (que aún quiera imponerse) no ha podido avasallar nuestro aprendizaje ni nuestros imaginarios, aun procurando perturbarnos cognoscitivamente en nuestro yo-femenino.
A veces, he percibido que, es cierto: hay sociedades donde se pretende exiliar a las mujeres del mundo y exiliarlas de sí mismas. Quizás es cierto, como han escritos dos importantes teóricas de la Psicología Social y Clínica Sara Berbel Sánchez y María Teresa Pi-Sunger Peyrí «Difícilmente las mujeres podrán completar su identidad si no son dueñas de sus pensamientos ni de su propio cuerpo» [1], porque el cuerpo que tenemos es lo que se llama un «cuerpo utópico» manipulado por intereses económicos y mediáticos.
Ylonka NACIDIT-PERDOMO
Escritora e investigadora Sénior de género. Autora de la Contra-Historia LAS SUFRAGISTAS (2008), en la cual se basó el primer documental para la televisión nacional con perspectiva de género producido por Jatnna TAVARES y Martha CHECO.
Albacea y custodia del legado documental e iconográfico de Abigail MEJÍA (1895-1941), pionera del sufragismo de la República Dominicana.
NOTA
[1] Dra. Sara Berbel Sánchez y Dra. María Teresa Pi-Sunger Peyrí. El cuerpo silenciado. Una aproximación a la identidad femenina (Viena Ediciones: Barcelona, 2001) 105-106.