Una gran noticia, de las que desbordan la alegría, es que los partidos de izquierda, con todos sus colores, están en proceso de definir entre todos, de forma democrática, un candidato único a la Presidencia de la República. En medio de esta decadencia política, es una luminosa esperanza el que, por fin, como ha sucedido en otros países de América Latina, las minorías conscientes juntas puedan hacer mayoría. Y así, igual que allá, los partidos cargados de malhechores y sin propuestas auténticamente solucionadoras, podrían irse definitivamente al implacable zafacón de la Historia. ¡Ojalá que así sea!