Grandilocuente y preciso, sin desperdicio; sin inhibirse de ningún reclamo a una “comunidad mundial” irresponsable ante los trágicos conflictos que atentan, aquí y allá, contra la paz y el mejor futuro del planeta; poniendo en alto su imagen de auténtico jefe de Estado racional y su conocimiento preciso de los conflictos regionales que afectan a la República Dominicana y el Caribe, Luis Abinader se la lució, como ninguno de sus antecesores, nada menos que en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde expuso todas las advertencias y los retos que el país enfrenta hoy y enfrentaría mañana con todas sus consecuencias.