Es triste que el fut ha vuelto

un bal político, un juego

de banderas, de telas

envolviendo los brazos,

una falta de respeto

a las letras de un himno

nacional que representa

sin embargo un país en donde

las mujeres son violadas

y matadas por participar

en protestas contra el Estado

con sentido único. Es triste

pero necesario. No hay

escena más vista donde

puedan marcarse los límites

de los derechos para

protegerlos en los ojos

de todo el mundo

que la cancha de futbol

durante un Mundial.