El pueblo haitiano ha registrado hechos de extrema violencia a lo largo de su historia, entre los que sobresalen su lucha contra la esclavitud y colonización por los franceses. Su guerra de independencia. El bárbaro asesinato de Dessalines, uno de sus fundadores. El  degüelle de Moca, un pueblo dominicano. Las intervenciones estadounidenses y de la Organización de Naciones Unidas. Las dictaduras de los Duvalier. El gobierno de Aristide, que alentaba el uso del collar o quemar vivo a personas. El asesinato del presidente Moïse. Las acciones de cientos de bandas fuertemente armadas que secuestraron, torturaron y quemaron recientemente a tres jóvenes misioneros norteamericanos.

Por lo me acercaré a algunas causas psicológicas de esta violencia. Los destacados psicólogos  Watson y Skinner creían que los humanos nacían como hojas en blanco que recibían la escritura del ambiente y que podían hacer de un niño lo que quisieran. Pero psicólogos y lingüistas como Chomsky, Bandura y Kahneman, el ganador del premio Nobel establecieron que  los niños al nacer sienten, piensan y actúan por las influencias biológicas y ambientales y que la mayoría de las tendencias o predisposiciones son flexibles, plásticas y modificables.

Que muchos comportamientos, violentos, impulsivos, y delincuenciales, y trastornos de personalidad como fobias, adiciones a sustancias ilícitas y juegos, y  prejuicios y discriminación, actitudes y convicciones políticas, son aprendidos mediante la observación e imitación de  personas influyentes, directamente o a través de  los medios  comunicación, y  las redes sociales, pero que también pueden desaprenderse o desintalarse, aunque requieren infinitos cuidados.. Que esos aprendizajes ocurren en ambientes que utilizan y glorifican la violencia para resolver conflictos. Donde abundan los abusos y experiencias traumáticas. Y se producen por la relación inseparable entre la naturaleza y la educación. Porque los  genes no lo determinan todo ni los estímulos ambientales tampoco;  ambos factores interactúan y se alteran entre sí.

En tal sentido, el pensador francés  Gustave Le Bon estableció que personas inteligentes y educadas pueden decidir y ejecutar órdenes bárbares sin lógica ni racionalidad, bajo situaciones de presión social, como en emotivas multitudes, o por la influencia de líderes autoritarios y carismáticos; pero que luego se arrepentían, porque no sentían ni pensaban así. Ya existen estudios y evidencias de que la pobreza y la marginación económica llevan a algunos individuos a actos criminales como un medio de supervivencia o como una forma de resistir a la opresión; porque el hambre fortalece la violencia.

En resumen, la violencia humana es un problema complejo y  multicausal, especialmente en Haití; donde la historia y las evidencias coinciden con  la reciente denuncia del presidente Gustavo Petro de Colombia, en el sentido de que muchas municiones, armas, explosivos, granadas y misiles muy modernos, faltantes en bases militares de Colombia, posiblemente fueron comercializadas por redes de civiles y militares que operan entre Colombia y Haití.

La moraleja o lección. Recordemos siempre que  muchos  haitianos aprendieron comportamientos  violentos y están bien  armados. Que viva nuestra patria soberana.

** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván.