Cada día el ciudadano dominicano puede observar que son más la gran cantidad de productos importados del campo que se expenden en los principales supermercados del país. Esto lesiona severamente nuestra balanza de pagos o comercial que como sabemos tiene décadas arrastrando déficits anuales crecientes y si miramos los volúmenes y valores de las importaciones de estos productos, se puede apreciar su considerable contribución a estos déficits en nuestros intercambios comerciales con el resto del mundo.

De acuerdo con las informaciones publicadas por el Ministerio de Agricultura del país, las importaciones agropecuarias han tenido el siguiente comportamiento en el período 2013-2022:

Importaciones Agropecuarias

Año                     Valores FOB en US$                      Toneladas métricas

2013                   2,381,030,491                                             2,630,265

2014                   2,527,684,410                                             2,897,780

2015                   2,679,417,713                                             3,543,296

2016                   2,667,593,639                                             3,487,744

2017                   2,793,309,862                                             3,473,128

2018                   3,016,251,110                                             3,738,448

2019                   3,109,347,440                                             4,111,189

2020                   3,139,786,120                                             3,796,373

2021                   4,040,491,028                                             4,127,103

2022                   5,226,816,777                                             4,296,936

Fuente: Ministerio de Agricultura República Dominicana. Dpto. Economía Agropecuaria y Estadísticas.

Durante estos diez años las importaciones agropecuarias crecieron a una tasa anual acumulativa de 5.60% y un aumento absoluto de 1,666,671 toneladas métricas. En valores se hicieron 2.2 veces mayor, con un aumento absoluto de US$ 2,845.8 millones. Cabe señalar que del total de estas importaciones el 61% corresponden a cereales, aceites y grasas, carnes, bebidas, líquidos alcohólicos y vinagre, leche y productos lácteos y tabaco. Dentro de los cereales se destacan la gran participación del trigo y el maíz.

Sin lugar a duda la agropecuaria nacional se ha ido quedando atrás en términos de áreas cultivadas, productividad y mecanización, debido fundamentalmente a la débil actuación de los gobiernos y la falta de incentivos que promuevan una estabilidad de los hombres del campo para que permanezcan en sus tareas productivas y no emigren a las ciudades.

En ese sentido, veamos cómo se ha comportado la superficie sembrada de cultivos agrícola en todo el territorio nacional en el período 2013-2022:

Superficie Sembrada de cultivos agrícolas

Año                     En Tareas

2013                   5,758,680

2014                   5,511,227

2015                   5,282,266

2016                   5,218,394

2017                   5,722,520

2018                   5,877,811

2019                   5,983,390

2020                   5,808,797

2021                   5,962,723

2022                   6,103,226

Fuentes: Ministerio de Agricultura de la Republica Dominicana. Dpto. de Seguimiento, Control y Evaluación, y Dpto. de Cacao. Instituto Nacional del Azúcar (INAZUCAR), Instituto Nacional del Tabaco (INTABACO), Consejo Nacional del Café (INDOCAFE), Asociación de Fabricantes de Conservas del Agro, Inc (AFCONAGRO).

La serie anterior arroja un crecimiento anual acumulativo de un 0.65%, es decir menos de un 1% y en valor absoluto se incrementó en 344,546 tareas en estos diez años. Se destaca la leve mejoría que se ha experimentado en los últimos dos años. O sea que, mientras las importaciones crecieron a un ritmo de un 5.60% anual, la superficie sembrada prácticamente se mantuvo estancada sin ningún crecimiento, lo cual necesariamente debe producir escasez de productos agrícolas y como consecuencia la necesidad de importar cada vez más para suplir la demanda que de manera natural crece por el aumento de la población y del poder adquisitivo.

Esta situación podría catalogarse de grave y las consecuencias directas son fácilmente explicables: migración de la población rural a las zonas urbanas y aumento de las importaciones de productos agrícolas, ambas cosas que se corresponden con lo que está sucediendo.

Por un lado, como se indicó, las importaciones en estos diez años se duplicaron en valor y la población rural se ha venido reduciendo de 3.1 millones en el 2005 a 1.8 millones en el 2020.

El hombre del campo emigra a la ciudad porque allí no puede satisfacer de manera digna sus necesidades prioritarias, ya que iniciando con los salarios pagados en el campo que están muy por debajo de los de las ciudades, la falta de seguridad social, el ambiente de trabajo, falta de actividades de esparcimiento, entre otras, lo conducen en muchas ocasiones a abandonarlo en busca de una mejor vida.

De igual manera, esta es la principal razón por la que podemos ver en los medios de comunicación, que frecuentemente el país tiene que recurrir a la importación, por ejemplo, de arroz, azúcar, leguminosas, entre otros rubros, lo que causa serias distorsiones en el mercado nacional debido a que estos productos se importan con incentivos impositivos en algunos casos y en otros bajo el marco del DR-CAFTA, lo que se traduce en una competencia desigual que afronta la producción local. Por ejemplo, el caso de las importaciones de arroz, más del 90% provienen de los Estados Unidos y son introducidas al país con los incentivos fiscales que están establecidos en este tratado.