El lunes 23 de enero a las 7:00 am llegamos al puerto de Uturoa, en Raiatea, Polinesia Francesa. Fuimos advertidos por el capitán de no olvidar llevar con nosotros nuestras llaves e identificaciones personales. Las actividades que continúan en el barco para quienes se quedan a bordo este día son: ejercicios de estiramiento, abdominales, juego de pickleball, trivia de conocimiento general, clases de colorear para adultos, torneo de jenga, juegos de cartas, juegos de letras, mahjong, ping pong, dos tandas de una película de cine en la noche y juegos en el casino. Aunque disfrutamos de alguna que otra actividad, nosotros siempre preferimos conocer los lugares, y ahora esto lo hacemos con doble motivo, puesto que tenemos la misión de dar a conocer a Nuestra Señora de la Altagracia.
Raiatea se encuentra en el Archipiélago de las Islas Sociedad en la Polinesia Francesa, y es la isla más grande de las Islas de Sotavento. Tiene 238 km2 con una carretera de unos 98 km de largo que rodea toda la isla y está rodeada de una gran laguna en la que hay decenas de pequeños islotes o motus. Su capital se llama Uturoa y se encuentra al norte de la isla, donde también se concentra la gran mayoría de la población.
Raiatea significa “paraíso lejano” y “cielo de luz suave” y es considerada la patria de los antiguos polinesios. Se le conoce como la cuna de los dioses o Isla Sagrada, pues aquí está el complejo ceremonial (marae) más grande de la Polinesia Francesa, llamado Taputapuatea, que fue calificado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Este marae es el complejo ceremonial más importante de toda la Polinesia y aquí se celebraban las ceremonias de investidura, alianzas políticas y reuniones internacionales; además era un lugar tabú y la sede del poder religioso y político de todo el Triángulo Polinesio. Aquí peregrinan año tras año personas de las comunidades de Hawái, Nueva Zelanda y de las islas Cook.
Esta es la primera isla poblada de la Polinesia y cuenta con antiguos tesoros arqueológicos e infinidad de vestigios históricos y culturales. Por todo esto, esta isla es un ejemplo de tradición y cultura en el pueblo polinesio. Además, es una reserva natural cuyo símbolo es la flor de cinco pétalos tiare apetahi que es un tesoro natural único en el mundo y solo crece en las laderas del monte Temehani. En la parte sureste se encuentra la imponente roca llamada Pan de Azúcar. Asimismo, en Raiatea también se encuentra el único río navegable de la Polinesia Francesa.
En el mercado, en el paseo marítimo que está frente al mercado y a lo largo de toda ciudad, hay puestos de artesanía. Y se pueden ver muestras de arte callejero realizadas por artistas internacionales mayormente en el puerto.
La isla Bora Bora, que estaba incluida en este itinerario y que debimos visitar antes que Raiatea, canceló la entrada de multitudes provenientes de grandes cruceros como una medida preventiva por el virus del Covid-19. Por esta razón, estaremos dos días en Raiatea.
En Uturoa, lo primero que se puede ver desde el barco es que el piso del puerto tiene adoquines que forman la flor nacional; una flor color blanco con forma parecida a la palma de una mano extendida. Aquí fuimos recibidos con música por un trío de cuerdas y flores como es la tradición polinesia. El joven que nos entregó las flores preguntó si podía tocar la virgen y tomarle fotos y se la entregamos y tomamos fotos de él con la virgen.
Entramos a una tienda de artesanía en el puerto que era como una cabaña tipo bohío y la señora de la tienda nos preguntó nuestra procedencia y el motivo por el cual andábamos de peregrinación; a ella le regalamos separador de libros con la imagen de la Virgen de la Altagracia, que colocó en un lugar especial en la tienda. También quisieron saber de nuestra artesanía y tuvimos entonces la oportunidad de hablar del ámbar y el larimar y de explicarles que los trabajos nuestros son muy diferentes puestos que ellos hacen un trabajo muy fino con las perlas negras y las conchas de caracol. Las personas aquí son muy amables, cariñosas y muy educadas.
Cerca del puerto visitamos la Parroquia Católica San Andrés, pudimos entrar y verla, pero no había misa y tampoco estaba el sacerdote responsable. También pasamos por la oficina de turismo, que orienta al viajero sobre las actividades que ofrecen y fuimos al mercado que está frente al puerto. Es un mercado muy pequeño, donde los dependientes no están sobre los compradores, son personas muy pausadas.
Cogimos una gira para un recorrido por la parte este de la isla, que incluía el Jardín Botánico Faaroa, la ruina arqueológica Taputapuatea y Vairua Perles, que cultivan perlas negras. En el jardín botánico, tuve que hablar sobre la planta del moriviví y aproveché para hablar de los milagros de la Virgen de la Altagracia. En Taputapuatea, sitio arqueológico sagrado de piedras (marae); nos indicaron que las piedras no se pueden llevar ni mover porque atrae la mala suerte. En los alrededores de este lugar vimos muchas plantas y árboles conocidos, como el buen pan, noni, muchas variedades de plátanos y guineos y cocos de agua, mango y aguacate, para mencionar algunos. Como parte de la gira, los lugareños nos brindaron, arroz con coco rallado, frutas y agua de coco. A esas personas les presentamos nuestra virgen, dijeron que era hermosa y que se sentían felices de recibirla, quisieron saber si era milagrosa y nos preguntaron mucho sobre nuestro país.
También, en Vairua Perles, pudimos ver el proceso del cultivo de las perlas negras y conocimos toda la historia. De ahí pasamos a la tienda donde las venden, aquí pude observar que tenían una cruz y una virgen así que de inmediato les presenté nuestra virgen y le regalamos el separador que llevamos para que la Virgen de la Altagracia estuviera presente en los países que visitáramos. La señora lo colocó de inmediato junto a su virgen.
Después de dos días de estadía en esta isla sagrada, a las 4:00 de la tarde del día 24 de enero, partimos con la alegría de saber que pudimos presentar a Nuestra Señora de la Altagracia a los lugareños y que fue bien recibida. En el barco, se disfrutó de la vista mientras nos alejábamos.
Raiatea fue la última isla que visitamos en la Polinesia Francesa y ahora pasaremos varios días en el mar antes de llegar a nuestro próximo destino. En una de las terrazas al aire libre del barco, había una fiesta para disfrutar de la vista mientras partíamos para dirigirnos a Tonga.
Para ver con la educación, amabilidad y cariño con que la Virgen de la Altagracia y nosotros fuimos recibidos en Raiatea, pueden dirigirse a nuestra página de Instagram @virgenviajaporelmundo y en la página de Facebook, Virgen viajando por el mundo donde podrán disfrutar de más fotos y videos de nuestro paso por esta isla.