Conversando sobre cambio, igualdad, libertad, calidad de vida, transparencia…para vivir en sociedad; para mí, es importante: la suavidad, la serenidad…
Se está manifestando en los últimos tiempos, el autoritarismo, el fascismo, la discriminación, la explotación, la opresión, el conservadurismo, el dogmatismo, el fanatismo… con dureza, agresividad, la violencia, alianzas fascistas…
Hace unos meses, quizás años, que existe un accionar en República Dominicana asociado a la soberanía, que se viene llamando “nacionalismo” cuyos métodos de lucha suelen ser agresivos, violentos, ajenos a la tolerancia. Se está alterando el Estado de Derecho que tenemos definido en RD como una sociedad democrática con todas las características que caracteriza la democracia. Si hay una actividad de cualquier naturaleza que esa mentalidad no tolera, no está de acuerdo; se presentan con palos, voceando, golpeando, con un poco de pasividad y desconcierto en los organismos de seguridad y dificultan que se puedan hacer las actividades.
Hace unos meses estuve en la puesta en circulación de un libro de Ochy Curiel, mi colega Trabajadora Social. El libro se llama “Un golpe de Estado: La Sentencia 168-13”, su tesis doctorado en una universidad de Colombia. El acto se celebró en La 37 de las Tablas, un local cultural en la calle peatonal de Santiago de los Caballeros.
A esa actividad se presentaron un grupo de personas con esta mentalidad, con ánimo de violentar la actividad. Suerte que tenían incorrecta la hora del evento. Cuando llegaron, ya la actividad había pasado y todo se desarrolló son suavidad y serenidad.
En República Dominicana tenemos diferentes percepciones, valoraciones, sentimientos, sobre la construcción de la dominicanidad y sobre los temas de construcción de identidad. Es un tema filosófico, antropológico, sociológico, político, histórico, etcétera. Nos faltan quizás 500 años para ponernos de acuerdo. Entonces, tenemos que estudiar, leer, conversar, reflexionar, dialogar, sobre estos temas con suavidad y serenidad.
Pero no podemos seguir queriendo alterar, violentar, no permitir, las actividades, que tengan un sello de diferencia sobre estas ideas.
Esta semana hubo una actividad en el Distrito Nacional en honor a la cacique taína Anacaona. Octubre es un mes donde se hacen actividades donde se enfocan las diferencias sobre nuestra composición social en lo etnológico; el ethos, ancestros, distintos inmigrantes; personas que aman lo hispánico, lo taíno, lo afrodescendiente. Se mezclan, además, temas de clases sociales, de razas, colonialismo, religiones, laicidad, ¡en fin! …distintas vertientes que valoramos de manera diferente.
Expreso que esta situación asusta. Parecemos que retrocedemos en nuestras capacidades de buen trato, de tolerancia, de respeto a las diferencias y se está retrocediendo a épocas más autocráticas y de violencia.
Hay retos para superar esta violencia; hay que afinar lo persuasivo; mejorar la actuación policial, de interior y policía y demás órganos de seguridad…Parece que esa decisión de violentar, de desbaratar las actividades, de golpear a quienes participan, es un reto para el logro de la seguridad en República Dominicana y para que se pueda dar el ejercicio de la ciudadanía.
Entre intelectuales, se nota más comedimiento. Pero debemos cuidarnos como pueblo para interactuar con respeto.
El fascismo se está reforzando a nivel global contra inmigrantes, contra mujeres, lo financiero por encima del medio ambiente, rechazo al activismo en derechos humanos, contra opciones sexuales diferentes, contra los derechos sexuales y reproductivos, como es el derecho al aborto en 3 causales…
El caso de la muerte de Masha Amini en Irán por llevar un velo que a juicio de la “policía de la moral” no estaba bien puesto, asombra, entristece…
Repito, lo que está pasando en República Dominicana con las acciones violentas con palos y golpes de personas llamadas “nacionalistas” nos está llevando a parecer un país un poco brutal. Suele preocupar a quienes valoramos el turismo con estos retrocesos en la convivencia sana y respetuosa. Necesitamos más capacidad en quienes deben garantizar la seguridad ante los fascismos, fanatismos y dogmatismos.
Un país suave, sereno, que sabe dialogar, respetar…nos haría bien.