La lucha por procurarse la comida fundó las sociedad humanas. La mayor revolución de la historia humana hasta la fecha, es la revolución neolítica datada en mas de 10.000 años antes de la Era Común (EC). Y sucedió cuando las pequeñas comunidades de homo sapiens descubrieron por el método de la observación a la largo plazo, para producir sus necesidades en alimentos. Pasar de la caza, la pesca o la recolección a la agricultura  aparejado de la domesticación de animales fue la mas grande revolución de la historia humana.

Cuando la producción agrícola y la cría de animales domésticos produjo un surplus de productos creciente, se inició la larga lucha por el control de ese sobrante o surplus. El control del excedente económico, creó paulatinamente las clases sociales: los que controlaban ese sobrante, que devino en la clase dominante, y los que trabajaban para producir ese sobrante. Junto ellos, surgieron toda una serie de profesiones como sacerdotes, militares para mantener la seguridad de la comunidad, y pequeños artesanos que producían instrumentos básicos para la labranza y la defensa. Ahí se inicia la base de todas las demás bifurcaciones de la humanidad, y la explicación de todos los fenómenos tanto económicos, religiosos, y políticos: la luchas de las distintas clases o segmentos de ellas para controlar el sobrante económico.

Por ello la soberanía alimentaria precedió las demás construcciones ideológicas de las sociedades humanas por mas de 10 a 12.000 años. Poder asegurar los alimentos ha sido fundamental. El antigua China se llegaron a construir grandes estructuras de silos para almacenar los granos. En el fértil valle de la Antigua Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, surgió una gran civilización metalúrgica que dominó el mundo antiguo medio oriental. India, China, Mesopotamia fueron las grandes civilizaciones antiguas. De las civilizaciones americanas de nuestro continente, como las civilizaciones inca, azteca, o maya, por mencionar las mas conocidas, es poco lo que se sabe al ser civilizaciones sin escritura sistemática.

Por ello, en el surgimiento y construcción de las modernas naciones basadas en la lengua, el territorio y la comunidad de sentimientos de nación o de religión, su capacidad de autoabastecerse en alimentos y medios de defensa y de vida, ha sido la base de la llamada “soberanía nacional”. Las mas antiguas naciones, son relativamente jóvenes. China quizás es la mas antigua, junto con India, Rusia, Turquía y las “pequeñas” naciones europeas como Francia, Inglaterra y España. El auge, estancamiento y caída de esas entidades estatales ha dependido mucho de su capacidad de alimentar su población.

La jóvenes naciones americanas, entre ellas los Estados Unidos, Brasil, México, Argentina entre otras no están exentas de esa regla. Es una dato impresionante que la nación que mas alimentos produce en el conjunto de la Unión Europea, incluyendo a Gran Bretaña en ese calculo, es el pequeño país de Holanda o los Países Bajos. Le nivel de productividad alimentaria de los Países Bajos es impresionante. Mas que Francia, que España, que Italia, la muy poblada relativamente Alemania….En ese sentido queremos dejar unas reflexiones sobre la soberanía nacional dominicana y la seguridad alimentaria.

Los políticos dominicanos se ufanan mucho que producimos 80 u 85% de nuestras necesidades alimentarias. Sin embargo, la República Dominicana podría producir por la morfología de sus valles, ríos y montañas mas del 200% de nuestras necesidades alimentarias, y convertirnos en la mayor potencia alimentaria del la Cuenca del Caribe. Para ello lo primero que hay que hacer es proteger nuestra capacidad actual y futura de producir alimentos. Las políticas neoliberales que nos han impuesto la apertura desigual de nuestro mercado a los grandes productores de Estados Unidos o Europa, debe cesar y ser sustituida por un proteccionismo abierto  e inteligente. No podemos dejar nuestras necesidades básicas de productos alimentarios en manos de los importadores locales. Hay que apoyar de todas las formas existentes a los productores nacionales de alimentos, la cría, la silvicultura y la producción agroforestal.

Esa es la combinación de Soberanía Nacional y Seguridad Alimentaria que propugnamos como el centro de la política alimentaria de la fuerzas productivas y del Estado dominicano. “Comer es primero” decía un antiguo adagio político. Pero “comer es primero, comiendo dominicano”. Para ellos hay que dedicar recursos económicos, técnicos, financieros y voluntad del Estado y el sector privado para alcanzar esa meta. Propósito que debe ser aun mayor en medio de un mundo revuelto por una pandemia  todavía sin control.