La mujer dominicana ha suscitado, históricamente, diversidad de menciones en la literatura, en la historia, en las luchas del pueblo y en el campo de las ciencias. Sus aportes han contribuido al desarrollo del Estado dominicano y a la creación de una sociedad con  mayor capacidad de resiliencia. Por ello, al acercase el Día Internacional de la Mujer, es necesario honrar a la mujer dominicana. Se ha de destacar su extraordinaria capacidad para resolver problemas; su fuerza para transformar ambientes desesperanzados en oportunidades para empezar de nuevo. Esta capacidad pasa desapercibida para muchos, especialmente para los que todavía  tienen  una  concepción confusa sobre las potencialidades de las mujeres. Pero no es justo banalizar los valores y capacidades de las mujeres de la República Dominicana.  Todo esto, es importante destacar sus capacidades y valores, sin disminuir ni un ápice las capacidades y los valores que muestran los hombres.

 

Una de las capacidades más admirables de las mujeres dominicanas se vincula al arte de convertir la vida cotidiana en ocasión propicia para salvar obstáculos. Actúan con una lógica pragmática y creativa. Tienen una maestría especial para buscarles, con la mayor naturalidad, solución a situaciones difíciles. Esto se observa diariamente en los hogares del país. Su capacidad de gestión de crisis de carácter económico, profesional, doméstico, y laboral, les permite una respuesta eficiente y un seguimiento continuo a los problemas emergentes. De la misma manera, diseña e implementa formas distintas para avanzar hacia el logro de las metas que se haya propuesto. Así, por la capacidad que evidencia, se coloca entre los sujetos que, con determinación y firmeza, enfrentan los contextos que les son adversos.

 

Más admirables son las mujeres dominicanas al demostrar tesón y valentía para superar toda política y acción orientada a perpetuar la discriminación y el tratamiento de personas de segunda categoría. Se constatan estos valores en su lucha persistente para que la desigualdad de género, salarial, profesional y laboral se conviertan en hechos del pasado. Asimismo, se ve en su trabajo asiduo para introducir cambios en la desigualdad que viven las mujeres en la política, en el ámbito eclesial y en el campo científico. Lo más importante de todo esto es que las mujeres de la República Dominicana, cada vez más, descubren la necesidad de la formación. La valoran como imprescindible, para enfrentar toda dominación y postergación de sus derechos humanos, sociales y políticos.

 

En honor a la verdad, se ha de admitir, que las mujeres dominicanas han sufrido el peso de las dictaduras que han subyugado al pueblo. Su involucramiento activo en procesos, movimientos y plataformas con espíritu transformador refuerzan su intención libertaria. Su interés en la formación de una ciudadanía más educada y corresponsable se siente y se palpa. Su acción contra todo poder que pretenda ejercer dominio sobre su pensamiento, su cuerpo y el derecho a la información constituye una constante. Desde esta perspectiva, la sociedad dominicana cuenta con mujeres cada vez más lúcidas y decididas. Están determinadas a ser ellas mismas, por encima de los factores sociales y políticos que insisten en prácticas excluyentes y que subestiman las capacidades de las mujeres.

 

Felicidades a todas las mujeres de la República Dominicana y del mundo. Gracias, por su firme decisión de ser sujetos en la sociedad. Gracias, por sus aportes para avanzar hacia una organización social más abierta y liberadora.