Solo treinta años tenía Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), cuando el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina fue ajusticiado la noche luz del 30 de mayo de 1961. Aun así, ya era el principal líder del Movimiento revolucionario 14 Junio. Había nacido en Montecristi el viernes 2 de enero de 1930. Creció en un hogar de clase media alta, lo que le permitió ser de los muy pocos dominicanos en matricularse en la Universidad de Santo Domingo, la única existente entonces en el país, donde estudió derecho. En la universidad se enamoró de Minerva Mirabal con quien en 1955 se casaría en la iglesia del municipio de Salcedo. Y tendría dos hijos: Minou y Manolo.

Siendo joven fue tomando conciencia de lo que era vivir asfixiado políticamente en un régimen autoritario donde la vida de los dominicanos dependía de la voluntad de un hombre. En eso influyó su padre, don Manuel Tavárez, un hacendado y comerciante, que con discreción cuestionaba con su hijo la dictadura de Trujillo.

Posteriormente, el matrimonio con Minerva Mirabal y la coincidencia de ideales entre ellos solidificaron sus convicciones políticas y revolucionarias. El 10 de enero de 1960 se fundó en la finca de Charlie Bogaert, en un campo del municipio de Mao, provincia Valverde, el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, y Manolo fue escogido como su presidente. Buen orador y expositor y de una personalidad carismática, pronto se convirtió en el líder de la agrupación, que tenía como objetivo la difícil tarea de luchar contra la dictadura de Trujillo.

El movimiento fue descubierto. La maquinaria del terror que dirigía Johnny Abbes no tardó en conocer los pormenores de esa reunión. De hecho, la reunión estuvo infiltrada por un calié. Andrés Norman, un enfermero del batey Las Pajas, del municipio de Hato Mayor del Rey, le fue fácil infiltrarse en el movimiento y proporcionarle al SIM todos los detalles de lo que se fraguaba. El régimen inició una feroz cacería contra los dirigentes y miembros del 14 de junio. Centenares de hombres y mujeres, muchos de los cuales eran incluso hijos de funcionarios y amigos de Trujillo fueron apresados.

Unos fueron torturados y otros asesinados. Como muchos, Manolo fue salvajemente torturado. El asesinato de su esposa Minerva Mirabal y de sus hermanas Patria y María Teresa lo encuentra encarcelado en Puerto Plata. El golpe era grande, demoledor, terrible. Dicen sus compañeros de infortunios, que pese al dolor, jamás flaqueó. Al contrario, su firmeza reafirmó su liderazgo.

Ajusticiado el tirano las presiones internacionales obligaron al presidente Joaquín Balaguer y a Ramfis Trujillo a liberarlo. En esa época fue el más prominente líder político de una parte considerable de la juventud urbana. El y el 14 de Junio simbolizaban los más puros ideales de una sociedad democrática.

Si alguien albergaba alguna duda sobre la determinación de Manolo de luchar por crear una sociedad donde prevaleciera la libertad y la justicia ella quedó despejada cuando en un mitin en el Parque Independencia, el 14 de junio de 1962, pronunció estas palabras:
“El 14 de Junio sabe muy bien donde están las escarpadas montañas de Quisqueya, y a ellas iremos, siguiendo el ejemplo y para realizar la obra de los héroes de junio del 59, y en ellas mantendremos encendida la antorcha de la libertad, de la justicia, el espíritu de la revolución, porque no nos quedará entonces otra alternativa que la de libertad o Muerte.”

Cuando se presentó la contienda electoral de 1962 su partido adoptó la decisión de no participar en ella. Aquello fue un error que aisló al 14 de Junio de la población y partió del criterio de que no debían legitimar unas falsas elecciones. Para ellos tanto Juan Bosch y su PRD como Viriato Fiallo y su UCN eran de derecha.

Las elecciones fueron ganadas por Juan Bosch y el PRD. Ni Manolo ni su movimiento sentían simpatías por Bosch. Pero comprendiendo que habían cometido un error con abstenerse y con valorar en la misma dimensión a Bosch y a Viriato Fiallo, tuvo la visión de proclamar su apoyo a las iniciativas de carácter social emprendidas por el breve gobierno.

En el segundo tomo de “Personajes Dominicanos” el historiador Roberto Cassá así lo resalta: “En una conferencia pronunciada en Padres Las Casas, a escasos días de Bosch llegar a la presidencia, Tavárez Justo hizo el sorpresivo anuncio de que el 14 de Junio apoyaría las medidas del nuevo gobierno tendentes a favorecer los intereses populares.”

El profesor Juan Bosch encabezó un gobierno decente, patriótico y revolucionario, pero desgraciadamente apenas duró siete meses. Fue derrocado por la oligarquía dominicana, el clero, y los militares, con el auspicio del gobierno norteamericano de John F. Kennedy. En pleno gobierno, Manolo y su 14 de Junio había advertido sobre la amenaza de golpe de Estado y había proclamado que si el gobierno era derrocado, el 14 de junio acudiría a las lomas dominicanas para reponer el gobierno constitucional. Y efectivamente eso hicieron. Liderados por su líder subieron armados a las lomas, estableciendo seis frentes guerrilleros.

Debe decirse, en honor a la verdad histórica, que esa decisión no solo fue una respuesta al golpe de Estado. Es bien sabido que mucho antes del golpe ya el 14 de Junio, en una ingenuidad extraordinaria, venía preparándose para la lucha guerrillera. De hecho Manolo sentía una fascinación por Fidel Castro y le entusiasmaba la idea de repetir en República Dominicana la experiencia guerrillera cubana.

Esa decisión fue un tremendo y lamentable error que terminó con la muerte de Manolo y el aniquilamiento de la guerrilla y prácticamente del propio 14 de Junio. No había ninguna condición para el triunfo de una empresa de esa naturaleza. Amén de que los que subieron a las lomas no tenían ninguna preparación militar ni armas, no digamos para un posible triunfo, sino ni siquiera para establecerse en las lomas.

Aquella insurrección fue una ingenuidad, un sueño, un infantilismo, una utopía, de una generación que confundió sus deseos, su amor por la patria, su disposición al sacrifico, con lo que debe ser las condiciones para el desarrollo y triunfo de una guerrilla.

Algunos dirigentes plantearon su objeción. Lo hicieron una y otra vez. No está claro del todo la posición inicial de Manolo respecto a la guerrilla. Lo que sí está claro es que se dejó influenciar por la ala que creía en esa aventura que nunca debió ocurrir.

Lo que pasó en Las lomas con los frentes guerrilleros ha sido narrado por diferentes cronistas, como el propio Fidelio Despradel, que era el segundo al mando de la guerrilla, y Rafael Chaljub Mejía, que escribió un interesante libro sobre esa gesta. Tres semanas después del alzamiento, específicamente el 21 de diciembre, la dirección del movimiento, luego de una discusión ampliada, y tras verificar sus deplorables condiciones, decide acogerse a un ofrecimiento del gobierno de facto de entregarse a cambio de respetar sus vidas.

Manolo es quien encabeza la columna de las Manaclas, de San José de las Matas, que inicia el proceso de entrega. Pero el ofrecimiento era una farsa. El gobierno del Triunvirato, surgido de la manera más espuria, no pensaba respetar la vida de los combatientes. En una reunión en el Palacio Nacional, presidida por el alto mando político y militar de la nación, sin ambages, decidieron aniquilar completamente a la guerrilla, matándolos a todos. Tan pronto se entregaron, sin dilación, los fusilaron empezando por el propio Manolo. 18 combatientes son fusilados y acuchillados, convirtiéndose aquella en una horrible matanza.

En mis charlas por los centros escolares he notado que existe una confusión en torno a esas muertes. Cuando se habla de las muertes de Manolo Tavárez y de sus compañeros muchas personas piensan que fueron asesinados por Trujillo o por Balaguer. Pero resulta que no, que no fueron asesinados por Trujillo ni por Balaguer. Ese crimen perpetrado con la mayor alevosía y frialdad fue ordenado precisamente por los que decían ser antitrujillistas.

Los que asesinaron a los combatientes del 14 de Junio no fueron los trujillistas. Fueron los llamados “antitrujillistas” que tres meses atrás habían derrocado al gobierno democrático del profesor Juan Bosch. Ese comportamiento es una constante de nuestra atípica historia.

Los "antitrujillistas" que asesinaron a Manolo y a sus compañeros hicieron exactamente lo mismo que Trujillo y Ramfis cuando asesinaron a los combatientes que en 1959 vinieron por Maimón, Constanza y Estero Hondo. Incluso, si vamos a ver, ´los "antitrujllistas" lo hicieron peor. Aquellos, en su gran mayoría, fueron capturados en combates. A los de Manolo los engañaron.