La marcha de ayer del Partido de la Liberación Dominicana me recordó una anécdota graciosa que sucedió en mi pueblo de Cevicos.

Había una señora que los jóvenes en el barrio le tenían un apodo que no me atrevo a publicar aquí, pero que era sumamente ofensivo. Bastaba con que le dijeran eso y estallaba en cólera vociferando cantidades de palabras tan impublicables como su apodo.

Era ofendida constantemente porque los jóvenes se escondían en diferentes lugares y casi al unísono le decían lo impronunciable. La señora vivía sola y quizá por eso se sentía no solo humillada, sino indefensa hasta que un día dos de sus hijos fueron a visitarla.

Al verse ante sus hijos los tomó del brazo a cada uno y salió a vociferar por todo el barrio “que salgan lo que me tiran”, “que salgan lo que me tiran”.

Pienso que algo parecido sucedió ayer con la marcha del PLD. Desde que ganó el PRM y se inició la persecución en contra de los dirigentes de las pasadas gestiones este partido ha tenido que mantener la cabeza escondida.

Apenas hace asomo de levantar la cabeza la andanada de epítetos en contra de ellos se esparce como ceniza en todas las redes sociales, pero lo de ayer le insufla una bocanada de aire fresco.

La gente salió a las calles a apoyar su partido, se mostraban desafiantes, orgullosos de volver a mostrar músculos y aunque no lo dijeran en las mismas palabras que la señora de mi pueblo sus eslogan y pancartas eran una metáfora viva de aquella expresión pueblerina “que salgan los que me tiran”.

Concluida la marcha comenzaron a salir los comentarios y videos de personas a quienes supuestamente les habían pagado para que asistieran, sin embargo ¿son una muestra representativa de la muchedumbre que ahí se dio cita?

¿Qué cinco o seis personas digan que les pagaron (cosa muy común en las caravanas de este país) significa que a toda la gente que ahí había se les pagó?

Esa reacción de intentar deslucir en lo inmediato la muestra de orgullo de ese partido habla más de quien intenta desnaturalizar que de quien hizo la actividad.

Al PLD le hacía falta eso para animar a sus bases que están de capa caída, para enviar un mensaje diferente a ese en el que solamente se ven la retahíla de líderes yéndose del partido incluyendo algunos de mucha importancia.

Ahora bien, siendo honesto, no creo que esa marcha de ayer represente posibilidad alguna de triunfo de ese partido; sin la alianza con la Fuerza del Pueblo ninguno de esos dos partidos irá a ningún lado.

He dicho que ante la situación que presenta el candidato de ese partido en todas las encuestas debe trabajar para tratar de quedar en una buena posición que al menos le permita fortalecer su liderazgo como sucedió con Gonzalo Castillo que sin ser líder de nada sacó más de un 30% en las elecciones del 2020 y eso hizo que a lo interno del PLD comenzaran a mirarlo con otros ojos.

Abel debe ser consciente que no ganará por sí solo las elecciones presidenciales, pero tiene la gran oportunidad de salir bien parado y acumular una base sólida que le permita ganar en otro momento, quizá en el 2028.