En esta semana se produjo una inquietante alerta de organismos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acerca de que en el vecino Haití en los últimos meses subió la hambruna; destacaron que en los últimos cinco meses 200,000 se hundieron en la pobreza y que 5 millones de personas, equivalente al 75%, o la tres cuarta parte de su población, viven en zonas rurales que requieren medidas urgentes para la subsistencia. Por lo que colocaron a Haití, Sudán y el Sahel, entre los lugares de máxima hambre en el planeta.
En tal sentido el poeta nacional Dr. Pedro Mir se autodefine en su poema político Contracanto a Walt Whitman –Canto a nosotros mismo- al decir,
“’yo, un hijo del Caribe,
Precisamente antillano.
Producto primitivo de una ingenua
Criatura borinqueña
y un obrero cubano.
Nacido justamente y pobremente en
suelo quisqueyano.”
Quien nació un día como el pasado sábado 3 de junio hace 110 años, en su libro La bella historia del hambre, del 1985, estableció que hay dos tipos de hambre: la subjetiva, la que sufre un individuo cuando no recibe los alimentos que necesita, la que se sacia con comida, y es una de las principales causas de muerte, porque lo desestabiliza y debilita de tal manera que pequeñas infecciones le provocan la muerte. Y la objetiva, la social, la que no se sacia con comida, sino con conocimientos, aquella que afecta a comunidades o naciones provocada por la acción del hombre, y sus causas son políticas y sociales.
Él sostenía que el hambre verdadera se encuentra en la ciudad, que es un producto moderno y que en la isla, en Haití y República Dominicana, se originó en el siglo XIX. Por lo que resulta increíble esta hambruna en Haití, en un tiempo en que estudios y evidencias, y la propia denuncia de la ONU, sostienen que ya se sufre más hambre en los campos que en las ciudades, por el predominio de políticas públicas que debilitaron la producción agropecuaria y promovieron la descampesinización.
Y a tono con el poeta Mir, el Chagpt 4 plantea que las causas del hambre dependen de factores económicos, políticos, sociales y medioambientales e identifica como más influyentes: la pobreza, la escasez de alimentos, falta de acceso a tierras y recursos, inseguridad alimenticia, conflictos y desplazamientos, situación de salud.
Al mismo tiempo, expertos en el tema afirman que el actual orden mundial influye mucho en el hambre en el mundo; se manifiesta en que el 1% de la población humana ha quintuplicado su riqueza, mientras la pobreza extrema ha aumentado. Y existen ciudadanos como Jeff Bezos, de Amazon, a quien le atribuyen poseer más riqueza que países de África, Asia y Latinoamérica. No se trata de capitalismos, ni socialismos; el nuevo orden manda que los millonarios sean cada día más adinerados, mientras surgen cada día más pobres. O sea, fortalece las desigualdades sociales. Por lo que los poderes mundiales deben promover seriamente un nuevo orden mundial más justo y donde prioricen la educación y crear fuentes de ingresos que frenen las hambrunas y las masivas emigraciones.
Finalmente, como este podcast surgió para orientar sobre la pandemia del coronavirus invitamos a oír las recomendaciones de las autoridades sanitarias, de las sociedades médicas especializadas y expertos, acerca del aumento de los casos de COVID-19, por la aparición de una nueva variante. Y a confiar en las palabras del intelectual haitiano Gerald-Pierre Charles al decir que estos pueblos que han producido tantos sabios y combatientes no pueden morir.
** Este artículo puede ser escuchado en audio en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván en Spotify.