En serio. Créanlo. Y quien no lo crea, que vaya y lo compruebe: el más salvaje espacio urbano en todo el mundo está en Santo Domingo, capital de República Dominicana, la más grande y moderna urbe del Caribe. En ese espacio no hay ley ni autoridad; en ese espacio la inconsciencia ciudadana, el desorden absoluto y la brutalidad más descarada se expresan libremente entre escándalo, prisa y desasosiego generalizado. Allí está representada la idiosincrasia más pura de nuestra ciudadanía. Vaya, si puede, a la Duarte con París y sus alrededores, y ojalá que conserve, como yo, su cordura… (¡Qué vergüenza!).