La teoría del desarrollo económico es una disciplina relativamente reciente. Hasta después de la Segunda Guerra Mundial, todo el mundo al sur de Europa, Norteamérica o Japón era el mundo colonial y por lo tanto no suscitaba ninguna reflexión sobre bienestar o crecimiento de la riqueza. La única función del mundo colonial era suplir materias primas baratas, riquezas y ganancias a los países colonizadores. Todavía en nuestros días, el descubrimiento de galeones españoles llenos de barras o monedas de oro provenientes y acuñadas por Perú –la actual Bolivia- la Suprema Corte de Justicia de los EEUU declaran que dichos tesoros son propiedad de la ex metrópoli y peor aún, la antigua metrópoli se considera con derechos de propiedad mas de doscientos de años después de su hundimiento. Es el caso de rescate del oro y la plata de la fragata española de Nuestra Señora de las Mercedes. El “desarrollo” o “las riquezas de las naciones” como llamó Adam Smith era una preocupación exclusiva de los países colonizadores respecto a si mismos.

A su vez, en occidente los nombre orientales parecen sacados de una caja de sonidos metálicos. En una época nos decían que los chinos para poner un nombre a un hijo o hija, tiraban una lata grande o pequeña por una escalera, y dependiendo del sonido que hiciera, de ahí se ponía el nombre. Evidentemente que es chiste de mal gusto con tintes racistas. Con la globalización de las ideas y el conocimiento esta idea caricatural quedó enterrada. En nuestros días los intelectuales japoneses, chinos, indios o coreanos, entre los más conocidos, forman parte de los más prestigiosos del mundo, particularmente en el campo de la economía y la teoría del desarrollo. En la teoría del desarrollo contemporánea, un gran economista coreano, el Profesor Ha-Joon Chang, catedrático de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, es quizás la mayor autoridad en pensar el desarrollo económico y social. ¿Cuales caminos deben trillar los países pobres y de ingreso medio para aumentar su riqueza? Esa es la cuestión mas importantes. Hay ejemplos muy exitosos, como Corea del Sur, Vietnam, Singapur, los llamados “tigres asiáticos” entre otros. También hay casos intermedios, donde el bienestar no ha llegado a una gran parte de la población aunque el país si ha aumentado su riqueza global como la mayoría de los países de América Latina que han llegado un desarrollo “medio”. Y existen también los grandes fracasos, estancamientos y retrocesos en los procesos de desarrollo. ¿Por cuál razón existen estas disparidades?

El Profesor Chang es considerado una de las mayores autoridades en esta materia. Ha escrito cantidad de artículos académicos y libros de divulgación y dado muchas charlas sobre la teoría del desarrollo dejando una gran incógnita. ¿En cual escuela de pensamiento se inscribe el Profesor Chang? ¿Liberal, marxista, neoclásico, keynesiano o desarrollistas? Según sus propias palabras, su pensamiento es una mezcla ecléctica del pensamiento económico, con un norte principal: el pragmatismo sacado de las experiencias.

Según afirma en un libro de divulgación muy conocido: “Economía para el 99% de la población”, editado en español por editorial Debate aclara que la economía no es una ciencia pura o exacta. Que la economía, al igual que la sociología, la historia y la antropología, entre otras, no son ciencias comparables con las matemáticas, la física o la química. A pesar de ello, las escuelas de pensamiento dominantes en occidente y en oriente respecto a cómo salir de la pobreza y llegar a un nivel de bienestar de la población decente siguen creyendo que la economía es pura matemática y axiomas imposibles de cuestionar.

Lo cierto es que la economía, las ciencias sociales y la historia reflejan intereses y luchas de grupos distintos por controlar el excedente creado en las sociedades, sean avanzadas o no. No existe una teoría económica “neutra”. La lucha por el control del excedente económico es una constante desde la revolución neolítica y el descubrimiento de la agricultura y la domesticación de animales. Como dice el Profesor Chang “Según Tim Harford, periodista del Financial Times y autor del exitoso libro “El economista camuflado: La economía de las pequeñas cosas”, la economía versa sobre la vida misma; no es casual que titulara “The Logic of Life (La lógica de la vida)” a su segundo libro”.

“Hasta el momento, ningún economista ha proclamado a voz en cuello que la economía puede explicar el universo. Este, por ahora, sigue siendo terreno exclusivo de los físicos, a quienes desde hace siglos la mayoría de los economistas consideran su modelo con vistas a convertir su especialidad en una verdadera ciencia. Esto se conoce vulgarmente como ‘la envidia física’ ” (Chang, Economía).

El Profesor Chang ha dejado una vasta literatura simple y amena de lectura, para divulgar su pensamiento económico y sus investigaciones académicas. “La política económica de la Política Industrial” (1994); “23 cosas sobre el capitalismo que no te han contado” (2012); “Patear la escalera” (2009); “ ¿Quién fue el buen samaritano? Naciones ricas, naciones pobres” (2008) y el libro citado en este articulo “Economía para el 99% de la población” (2015).

La República Dominicana debe seguir una política de desarrollo coherente con sus condiciones y necesidades de bienestar de su población a la vez que pragmática. Convivir en una misma isla con el país mas pobre del continente debe ser integrado en la estrategia de desarrollo de nuestro país y en las políticas económicas. La protección de nuestra producción  agrícola y de la industria también. En el periodo proteccionista llamado “cepalino” o  “desarrollistas”, iniciado con la sustitución de importaciones en la década de 1950 y continuada por 30 años aproximadamente, la región experimentó un promedio anual de crecimiento de su PIB de 3,8%. En el subsiguiente periodo caracterizado por la políticas neoliberales definidas por el Consenso de Washington, el Banco Mundial y el Fondo Monetario iniciada a inicios de los años 1990, la media de crecimiento regional  en los 30 años subsiguientes ha sido de 0,8%. ¿Entonces, cuales deben ser el centro de las políticas de desarrollo y bienestar?