Por otro lado, la exportación choca con el hecho de que ahora sus principales clientes (EUA y Europa) le están cerrando sus mercados porque sienten amenazada su industria, particularmente ahora que la producción china ha avanzado hacia bienes de alta tecnología y alto valor agregado nuevamente.

Si fuera un país pequeño, el resto del mundo podría absorber tranquilamente su excedente comercial, pero siendo tan grande, entonces está en condiciones de ocasionar desempleo o hacer quebrar la industria de quienes están llamados a ser sus socios comerciales, convirtiéndolos en potenciales enemigos.

Además, para importar, los otros países necesitan divisas, excepto Estados Unidos, que tiene la ventaja de que puede pagar siempre con un papel que imprimen ellos mismos y el impacto inflacionario transferírselo a otros, por lo que, desde el punto de vista macroeconómico, no tiene limitaciones para emitir dinero inorgánico.

Claro está, esto es bajo el entendido de que los demás siempre le acepten ese papel, debido a que su moneda es el medio de intercambio internacional por excelencia, porque si llegara a perder credibilidad y otra moneda lo suplantara, entonces tendría que fajarse como los demás para conseguir divisas; aunque esto no va a ocurrir en el corto plazo, es indudable que un día va a ocurrir. Va a llegar el día en que los demás no se lo acepten, debido a que, en adición a su función de medio de pago, han convertido el dólar en arma de guerra y, siendo un país tan guerrerista, está infundiendo temor por todo el mundo.

Muchos están convirtiendo sus dólares en oro, razón por la cual, está resurgiendo como alternativa en EUA el mercantilismo (vender mucho y comprar poco), y eso se convierte en otro problema para China, porque no todos pueden hacer lo mismo. Para que uno venda mucho, otros tienen que comprar mucho.

En vez de plata, como dos siglos atrás, ahora China acumula oro, y eso es innecesario. Entonces, para que su economía siga creciendo de manera sostenida y acelerada los chinos tienen que convertirse en grandes consumidores. China está abocada a orientar su economía hacia el incremento del consumo interno. Conseguirlo no es tan fácil, porque pasa por cambiar la forma de ser de su gente, al tiempo de lograr una mayor equidad social para convertir a 1,400 millones de individuos en compradores, al tiempo de inducirles a no ahorrar tanto (convertirlos en occidentales).

Requiere de un sistema público y universal de seguridad social y de atención médica, que reste a los jóvenes la incertidumbre ante el futuro, a fin de evitar que tengan que ahorrar y acumular capital para protegerse o cuidar a sus padres y abuelos. De todas formas, contar con una base poblacional tan grande le ofrece un mundo de oportunidades para el crecimiento a largo plazo.

La industria la tiene, y la tecnología; solo le faltaría reorientarla hacia su propio mercado, al tiempo de desarrollar más el sector servicios. Y tiene la ventaja de su gran mercado potencial; imaginemos que, si los Estados Unidos han logrado enriquecerse tanto y desarrollar una economía tan grande explotando su propio mercado para su gran consumo, qué no podría hacer un país que le cuadruplica en tamaño.

Como punto de partida, no hay dudas de que tener buena infraestructura, tecnología, y un PIB cimentado en el sector industrial, es más sostenible que uno basado en el sector financiero, servicios y ganancias especulativas, como el estadounidense. Ojalá el problema de los latinoamericanos fuera el de los chinos.

Ahora bien, la debilidad del mercado inmobiliario, específicamente la deflación de las viviendas, hace que los propietarios se sientan más pobres, debilitando la confianza de los consumidores. La deflación tiene otro inconveniente para convencer a los consumidores: ¿para qué comprar ahora algo que en el futuro podría estar más barato? El problema es que, si no compra ahora, podría perder su empleo, porque si la empresa que produce no vende, entonces quiebra.

El incremento del PIB es, además, un asunto de prestigio y autovaloración; y, sobre todo, de poder. Aunque el PIB chino es mayor al estadounidense en términos de paridad de poder de compras, y de que lo alcanzará en valor corriente en un tiempo relativamente breve, no se vislumbra en el horizonte que lo alcance en términos de producto por habitante.

Por mucho tiempo, el norteamericano medio seguirá siendo más rico. Pero el hecho de que el PIB chino pueda alcanzar al de EUA en su valor corriente en el plazo de cinco a diez años tiene muy preocupados a Estados Unidos, país que está convencido de que está destinado a ser el jefe del mundo por toda la eternidad. Ve su posición amenazada y está loco por declararle la guerra.

Su discurso oficial y acción política resulta cada día más beligerante. En los centros de pensamiento, medios de comunicación y centros de planeamiento estratégico estadounidenses casi no se habla de otra cosa sino de cómo derrotar a China y cómo parar su crecimiento económico; a los académicos y analistas que plantean fórmulas de avenencia, de cooperación o de progreso conjunto, los relegan a espacios reducidos. A nosotros, los latinoamericanos, nos resulta chocante ver cómo la preocupación de un país puede ser, en vez de cómo prosperar más, es cómo evitar que prospere otro.

Además de las barreras tecnológicas y comerciales, EUA mantiene a China rodeada por cientos de bases militares, portaaviones, flotas navales, misiles y hasta bombas nucleares apuntándole desde Japón, Corea, Filipinas, Taiwán, Malasia, Tailandia, Singapur y cuantos territorios puedan ser usados para atacarla. No lo va a hacer porque, pese a su poderoso ejército, sabe que nunca ha enfrentado a un adversario tan formidable.

China no quiere pelear, pero es evidente que no quiere ver otro siglo de humillaciones, y no le ha quedado más remedio que también armarse. Aunque no tiene bases militares fuera de su territorio, ni el presupuesto en armamento ni el poder que tiene Estados Unidos, lo que ya tiene le sirve bastante bien para defender su territorio, mientras no pretenda apropiarse de los ajenos, como han hecho siempre los occidentales y parece seguir empeñado EUA.