Después del asesinato del dictador Rafael Leónidas Trujillo (24 de Octubre de 1891-30 de Mayo de 1961, San Cristóbal, República Dominicana), la agitación se volcó en contra del control político que aún permanecía en manos de los familiares del déspota. Un gran número de exiliados comenzó a regresar al país y se restablecieron los partidos políticos, pues durante los 31 años de tiranía sólo existía un partido único, el dominicano. En octubre de 1961 los dos hermanos del dictador, José Arismendy Trujillo Molina (Petán) y Héctor Bienvenido Trujillo, este último “presidente títere” desde 1952 hasta 1960, abandonaron el país, pero regresaron en noviembre, aparentemente, con la intención de volver a tomar el poder político, militar y económico de la nación.

El presidente Joaquín Balaguer Ricardo, quien había asumido la presidencia en 1960 en calidad de presidente títere de la tiranía trujillista, reaccionó ante esta amenaza y con el apoyo de un sector de las Fuerzas Armadas, logró mantener el control del gobierno. Para demostrar su apoyo a la democratización del país y al Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, quien gobernaba interinamente, Estados Unidos fondeó barcos de guerra cerca de las costas dominicanas. Esta demostración de fuerza indujo rápidamente a todos los miembros de la familia Trujillo a salir del país de manera definitiva. Su etapa de terror contra el pueblo dominicano había terminado.

Joaquín Balaguer, presidente de la República de 1966 a 1978, y de 1986 a 1996.

No obstante, grupos democráticos de oposición unieron sus fuerzas en contra del Dr. Joaquín Balaguer, quien ya obraba en condición de presidente del Consejo de Estado, estructura gubernamental que habían formado empresarios políticos con vigencia en la nación para administrar la transición hacia la democracia. Después de una ola de conflictos y manifestaciones, sus opositores acordaron un plan por el que Balaguer permanecería en la presidencia hasta que las sanciones impuestas por la Organización de Estados Americanos (OEA) fueran retiradas. Este hecho se produjo en enero de 1962 y, poco después, Rafael Bonnelly, contrario a Balaguer, fue nombrado presidente del Consejo de Estado hasta la celebración de las primeras elecciones democráticas, luego de treinta y un (31) años de dictadura.

Las elecciones fueron realizadas el 20 de diciembre de 1962, y Juan Bosch, antiguo exiliado político, venció por un amplio margen y tomó posesión de su cargo el 27 de febrero de 1963. Bosch planteó a las distintas fuerzas políticas representadas en el Congreso Nacional, y a todo el pueblo dominicano, la realización de una Asamblea Nacional Constituyente para renovar la Constitución de la República, pues la vigente en ese momento, correspondía a la implementada por la dictadura trujillista recién descabezada.

Ese noble y necesario acto democrático se llevó a cabo, dando lugar a la elaboración de una nueva Carta Magna, proclamada el 29 de abril del 1963, año 120 de la independencia nacional, y 100 de la Restauración de la República.    

Luego de la juramentación del gobierno del profesor Juan Bosch, comenzó a desarrollarse una fuerte oposición a su régimen, movimiento en que participaron grupos de la Iglesia Católica, Militares y Civiles de cierta prestancia pública. El 25 de septiembre de ese año, Bosch fue depuesto por un golpe cívico-militar que instaló en el poder una Junta de Gobierno formada por un triunvirato.

Ese método interino de gobierno contó con dos momentos particulares producto de las convulsiones políticas y personales del país y de sus integrantes. Un primer triunvirato que tuvo como presidente a Emilio de los Santos y Sus miembros eran Manuel Enrique Tavares Espaillat y Ramón Tapia Espinal y un segundo triunvirato encabezado por Donald Reid Cabral e integrado por Manuel Tavares Espaillat, Ramón Tapia Espinal y Ramón Cáceres Troncoso.

El 24 de abril de 1965 un grupo de militares se rebeló en contra del gobierno de Reid Cabral con el firme propósito de restablecer a Juan Bosch como presidente constitucional de la República. Sin embargo, sectores de la Fuerza Aérea y del ejército se opusieron y enfrentaron a los rebeldes, situación que convirtió a Santo Domingo en el escenario de una guerra civil. La confrontación militar y política tomó otra connotación cuando el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Lyndon B. Johnson decide intervenir el país y envió miles de soldados para “proteger  vidas e intereses norteamericanos”. Bajo ese primer pretexto y otros que ayudaría a justificar la Organización de Estados Americanos (OEA), Estados Unidos desplegó en el país un total de cuarenta y dos (42) mil marines en el territorio nacional durante el conflicto. A partir del 28 de abril de 1965, la guerra civil se convirtió en Guerra Patria. Los soldados y civiles del bando constitucionalista se ven obligados a luchar contra una parte de los militares nacionales y contra todos los soldados norteamericanos. Bajo ese nuevo escenario, el cual es controlado por el imperio norteamericano, se formaron diversas estructuras gubernamentales (gobiernos en guerra) que perseguían obtener la victoria para dirigir el país. Desde el mismo 25 de abril, ambos grupos en conflicto formaron dos sistemas distintos de gobierno. Los jefes militares reunidos en San Isidro formaron una junta militar. Los militares constitucionalistas y los civiles que defendían la vuelta a la constitucionalidad, formaron un gobierno de carácter constitucional hasta la llegada de Bosch al país. En esas decisiones estratégicas, en medio del conflicto, pesaron mucho las orientaciones y consultas que ofrecía la embajada de los Estados Unidos en el país al bando militar de San Isidro y las del profesor Juan Bosch, desde Puerto Rico, a los civiles y militares que propugnaban por el regreso a la constitucionalidad de la nación.Guaroa-Liranzo-y-Joaquin-Balaguer      

El 3 de septiembre del 1965, luego de los acuerdos firmados entre las dos facciones antagónicas, el Dr. Héctor García Godoy asumió la presidencia provisional de la República. Ese interinato gubernamental se desarrolló desde el 3 de septiembre de 1965, hasta el 1 de julio de 1966, cuando entregó el mando al Dr. Joaquín Balaguer Ricardo. El gobierno del Dr. Héctor García Godoy tenía como principal objetivo organizar las elecciones nacionales, contempladas en el Acta de Reconciliación Dominicana. Ese documento acordado y firmado por las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Embajada de los Estados Unidos en el país y por representes de los Partidos Políticos involucrados en la contienda, así como los presidentes y miembros de los dos (2) gobiernos de la República enfrentados en el conflicto bélico, encabezados por Francisco Alberto Caamaño Deñó y Antonio Imbert Barreras. Posteriormente, Bosch, Balaguer y Bonnelly anunciaron sus candidaturas para las elecciones presidenciales programadas para junio de 1966, en las que el conservador Joaquín Balaguer Ricardo ganó con el 56% de los votos. Durante tres (3) períodos de cuatro (4) años cada uno, ejerció el Dr. Joaquín Balaguer la presidencia de la República, concluyendo el 16 de agosto de 1978.

A mediados de la década de 1970, la oposición política al régimen continuista de Balaguer había crecido en magnitud, tanto en las calles de pueblos y barrios, como en los escenarios políticos internacionales. Esa realidad unida a problemas económicos y políticos afectaron el apoyo a su régimen en las elecciones de 1978 y perdió la presidencia de la República ante el candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Silvestre Antonio Guzmán Fernández. El presidente Guzmán hizo un gobierno caracterizado por amplias libertades públicas, permitiendo el ingreso de grandes grupos de exiliados políticos al país, y liberando ciudadanos que guardaban prisión por los mismos motivos. Además, concentró sus mayores esfuerzos en la recuperación y mantenimiento de la producción agropecuaria. Lamentablemente, concluyó su mandato suicidándose en el Palacio Nacional el 4 de julio de 1982, cuarenta y cinco (45) días antes de entregar el poder al Dr. Salvador Jorge Blanco, el que había ganado las elecciones a su más cercano opositor, el Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, el 16 de mayo del 1982. La muerte del presidente Guzmán se convirtió en un acontecimiento trágico que enlutó a toda la sociedad dominicana. Historiadores, sociólogos y analistas coinciden en señalar que su suicidio se debió a fuertes presiones morales, pues allegados a él habían traicionado su confianza en los cargos que les había encomendado.    

El Dr. Jorge Blanco recibió el traspaso de mando del Lic. Jacobo Majluta Azar, vicepresidente de la República, quién había sustituido en el mando a Guzmán Fernández. El 16 de agosto de 1982 Salvador Jorge Blanco asumió la presidencia de la República como estaba previsto hasta el año 1986. Encabezó un gobierno de corte populista, pero débil en las gestiones administrativas y burocráticas. Se sumó a esa situación las condiciones impuestas por la Banca Internacional para recuperar los intereses de los recursos prestados al país durante su mandato, más la fuerte inflación de los productos de primera necesidad, así como el alto costo de los bienes y servicios de las grandes mayorías sociales. Al terminar su mandato, el presidente Jorge Blanco fue sometido a la acción de la justicia, siendo condenado a cumplir 20 años de cárcel y al pago de una multa de cien (100) millones de pesos.     

El Dr. Joaquín Balaguer Ricardo volvió a la presidencia el 16 de agosto de 1986. En las elecciones presidenciales de 1990, Balaguer volvió a vencer, pero esta vez ante el profesor Juan Bosch, aunque en un proceso ampliamente cuestionado por la sociedad, ya que fue evidente la alteración de los resultados desde las altas instancias gubernamentales. Fue reelecto en 1994 bajo graves sospechas de fraude desde el poder. En este último trayecto del viejo caudillo, las evidencias de fraude electoral fueron tan claras que tuvo que firmar un acuerdo con el líder y candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), doctor José Francisco Peña Gómez, donde se comprometió a ejercer el poder tan sólo por dos (2) años, y llamar a elecciones en el 1996. En la ocasión ofreció dos (2) años de gobierno al Dr. Peña Gómez, propuesta que éste rechazó por considerar que contravenía sus principios personales y políticos.

Los escritores Joaquín Balaguer y Juan Bosch, ganadores empatados del Premio Nacional de Literatura 1990.

Los tres primeros presidentes del siglo veinte y uno (XXI).

En las elecciones de junio de 1996, Balaguer favoreció la victoria de Leonel Fernández, candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), después de pactar con Juan Bosch para cerrarle el paso al candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), doctor José Francisco Peña Gómez. El 16 de agosto de 1996, Leonel Fernández Reyna, se convirtió en presidente constitucional de la República Dominicana, aunque con una mínima representación congresional, pues su partido había quedado en un lejano tercer lugar en las elecciones de ese nivel político celebradas junto con las presidenciales de 1994. Producto del pacto por la democracia firmado por las tres fuerzas políticas de mayor incidencia en ese momento, esos senadores, diputados, síndicos y regidores continuaban en sus cargos hasta concluido el período para el cual fueron electos, o sea, mayo de 1998.

El 16 de mayo 2000 tuvieron lugar nuevas elecciones presidenciales, en las que el vencedor fue Hipólito Mejía Domínguez, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quién sólo obtuvo el 49,87% (el sistema  electoral vigente contemplaba el cincuenta más uno (50) + (1) para proclamar ganador un candidato) de los votos, fue proclamado vencedor, dado que su contendiente, Danilo Medina Sánchez, renunció a presentarse a una segunda vuelta electoral, después de que Balaguer anunció su intención de apoyar al candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en caso de que fuera  necesario volver a las urnas para votar.

El 16 de mayo del 2004, se celebraron elecciones presidenciales en el contexto de una profunda crisis económica y social producto de la quiebra de varias entidades bancarias y el torpe manejo de las finanzas públicas por la administración del presidente Hipólito Mejía Domínguez. La victoria fue para el ex jefe del Estado Leonel Fernández, aspirante por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el cual recibió el 57,1% de los sufragios emitidos.

Leonel Fernández Reyna fue juramentado de nuevo, el 16 de agosto del año 2008 como presidente constitucional de la República Dominicana, posicionándose como el segundo ciudadano del país en ocupar por mayor cantidad de períodos (3) la primera magistratura del Estado, detrás de Joaquín Balaguer Ricardo.

Producto de los procesos electorales de los períodos 2012-2016 y 2016-2020, ocupó la presidencia de la república Danilo Medina Sánchez, también miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD); Estos dos ejercicios del poder político de la nación, más los tres (3) anteriores de Leonel Fernández, mantuvieron durante veinte (20) años al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con total control del aparato estatal, incluidas las dos cámaras legislativas, y el poder municipal en todo el país.

Ese período de tiempo sólo lo supera en dos (2) años el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), debido al tormentoso proceso Post-electoral vivido por el país en las elecciones del año 1994, cuando el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y su candidato presidencial José Francisco Peña Gómez, denunciaron serias irregularidades en el conteo de los votos.

El cuarto presidente del siglo veinte y uno (XXI), quién llega al poder bajo fuertes diferencias políticas-partidistas, constantes denuncias sociales y periodísticas, así como los efectos mundiales y nacionales de la pandemia sanitaria del Covid-19, es Luis Abinader Corona, quién logró la Presidencia de la República para el período 2020-2024 como candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM).

Con su juramentación el 16 de agosto del año 2020, se corta la permanencia en el poder del Partido de la Liberación Dominicana, que como parte de serias diferencias intestinas entre sus más connotados líderes y cuadros dirigenciales, sufre una grave división con la salida de su presidente Leonel Fernández. El ex-gobernante funda la fuerza del pueblo, partido que lo postula a la presidencia de la República Dominicana en las elecciones de ese año. En esta ocasión su propuesta presidencial no contó con el favor amplio de la sociedad.

Acto de alianza entre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), en 1996. Participaron Juan Bosch, Jame David Fernández Mirabal, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández.

Desde el año 1963, pasando por una cruenta guerra civil en 1965, la República Dominicana ha creado las condiciones políticas y económicas para estabilizar la elección presidencial cada cuatro (4) años. Todavía persisten debilidades institucionales y logísticas que ponen en evidencia la fragilidad de la vida en democracia del país. Favorablemente, personajes de la sociedad civil y de los sectores empresariales del país han asumido roles trascendentes para conjurar acciones negativas de algunos líderes políticos, los que en más de una ocasión, han intentado imponer sus apetencias personales sobre los intereses de la patria.

Por suerte, y bajo enormes sacrificios personales y colectivos, las organizaciones políticas del país, más la sociedad civil, han logrado que no se ponga en duda que cada cuatro (4) años el pueblo dominicano se prepara para llevar a cabo elecciones municipales, legislativas y presidenciales. Ese proceso político en que son renovados o reelectos los principales representantes de los poderes legislativos, municipal y ejecutivo, se ha convertido tras el transcurrir de cincuenta y siete (57), en la fiesta de la democracia dominicana.

Diversos países del continente y el mundo han valorado y tomado como ejemplo la determinación cívica que una nación en vías de desarrollo como la dominicana, ha decidido emprender cada cuatro (4) años, con un sistema electoral que diversas circunstancias sociales y políticas han ayudado a cualificar.

Como una parte significativa de la sociedad dominicana conoce, porque lo vivió, y otro segmento lo sabe por vía de referencias bibliográficas, hemerográficas y personales, el costo que se ha pagado para mantener este proceso, que se ha denominado democracia dominicana, es muy alto y doloroso.

Para moldearlo y llevarlo hasta donde hoy se encuentra, con más sombras que luces, el pueblo dominicano ha debido soportar de manera estoica las veleidades y apetencias particulares de grupos y personajes que con toda saña, sin respeto a la voluntad popular, han logrado perfilar un contexto político determinante ante la nación, estatura que de manera formal, legal y ordenada, jamás podrían alcanzar.

Una visión retrospectiva a la intimidad de los procesos políticos y sociales del país, luego de decapitada la dictadura trujillista el 30 de mayo de 1961, nos permite advertir hechos, acciones y sucesos a los que ha sido sometido por manipuladores profesionales el mal llamado sistema democrático dominicano.

Cada etapa traumática de nuestra existencia post-dictadura nos ha dejado una dura lección de vida. Esa realidad nos edifica y orienta sobre quienes han asumido los mejores intereses de la patria en los momentos más álgidos tras su presencia activa y soberana ante el concierto de naciones hermanas del continente y el mundo.     

En ese tormentoso trayecto de ¨crecimiento democrático¨, el país ha perdido a destiempo, figuras trascendentes, que si hubiesen agotado por lo menos medio siglo de existencia, habrían ocupado roles de significativa importancia en la conformación de las estructuras políticas, sociales partidarias y gubernamentales del país hasta nuestros días.

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