(Palabras que se quedaron sin pronunciar en el acto de condecoración que encabezó el presidente Luis Abinader a tres ciudadanas canadienses por su gran labor educativa y de concientización en la República Dominicana).
Yo quisiera disponer de 3 horas y 15 minutos para dar gracias a tantas personas y tantas instituciones que han colaborado con lo que hoy celebramos; no puedo hablar por tres horas, pero, gracias al señor Carlos Guzmán, hemos acomodado unos minutos para dar gracias, así que vamos a aprovecharlos.
Primero, gracias a Dios por permitirnos vivir y disfrutar estos momentos tan significativos para nosotros; y gracias a Joan Tinkess y María Tiner por permitirnos darles este abrazo en primera persona. Gracias también a MARIANNE ANGUS, quien las ha acompañado desde Canadá hasta aquí, como un ángel guardián.
Gracias a la congregación de las Hermanas Grises de la Inmaculada Concepción, de Canadá, por haberlas enviado a este país, dándoles la oportunidad de conocer lo que luego llegaría a ser su segunda patria. Gracias al Canadá por prestarnos dos de sus mejores ciudadanas, quienes, después de haber terminado su compromiso con la Congregación, decidieron hacer vida común con nuestra gente, en Cutupú, La Vega.
En nombre de los ex alumnos de Joan Tinkess y María Tiner y en el mío propio, el de los profesores que las acompañaron y en nombre de todos los ciudadanos de Yamasá, que pudieron disfrutar de su amistad, de su amor, de su entrega; como extensión, en nombre de todos los ciudadanos de la provincia de Monte plata; en nombre de las mujeres campesinas de Cutupú, en la Vega, que se nutrieron de la savia de sus consejos, de su compañía, de su colaboración incondicional, de su amor; (nos acompañan las señoras Idalina Rosario y Filomena López representando, principalmente, la Federación Campesina Juana y María – FECAJUMA); en nombre de toda la población de Cutupú y, como extensión, en nombre de la provincia de la Vega; en nombre, de todos los ciudadanos conscientes de la República Dominicana, expresamos el agradecimiento a tantas personas que han contribuido con su tiempo, su esfuerzo, su pluma, para que este sueño anhelado sea hoy una realidad. No podemos nombrarlos a todos porque no disponemos de las 3 horas y 15 minutos que necesitaríamos, pero no puedo dejar de mencionar al señor ANTONIO TAVERAS GUZMAN, quien nos imprimió el libro "Desafío y esperanza"; a la señora EUNICE LLUBERES, el señor RENSO HERRERA y el periódico Acento digital y su director, el señor FAUSTO ROSARIO ADAMES, quienes nos hicieron confesar nuestro amor secreto por estas heroínas, para darlo a conocer al mundo entero. Los demás agentes del bien que arrimaron sus hombros para este propósito, están en nuestras mentes y en nuestros corazones; gracias a ellos, también.
Finalmente, gracias al Consejo de La Orden y nuestro presidente, Don Luis Abinader, por hacer realidad este sueño nuestro. Yo me atrevería a decir que les inspira el deseo de mostrar la admiración y el respeto que todos queremos expresarles a ellas.
Esta condecoración es, para nosotros, un grito contundente y emotivo a los cuatro vientos diciendo que esas son las cosas que valoramos y estamos dispuestos a apoyar, imitar y reforzar. Que muchas más personas las conozcan y sepan de hazañas heroicas de grandes dimensiones realizadas en este pequeño país, y que pueden ser imitadas en otros países. Que entiendan que SÍ SE PUEDE. ¡Que viva la República Dominicana!