Los centros educativos son instancias vivas. En ellos conviven y se movilizan personas de diferentes edades y procedencias; además de historias, procesos formativos; y variables culturales y sociales distintos. Por esto, no pueden sustraerse de la realidad del contexto local, regional y mundial. Esta tríada geográfica, política y pluricultural, influye en la vida escolar; en su estabilidad y, aún más, en el comportamiento de las personas que la habitan. Conscientes de la profundización de las dificultades éticas en el mundo, en el país y en los centros educativos, se pone en vigencia la Orden Departamental No. 22/2023 que establece el Código de Ética que regula las relaciones entre personal docente, administrativo y los estudiantes en los centros educativos del Sistema de Educación Preuniversitario del 15 de mayo de 2023.
Es importante señalar que, desde el proceso de elaboración de la Orden Departamental hasta su divulgación formal, algunas voces críticas se han expresado con respecto a distintos aspectos que requieren mejor especificación. Estas voces se deben escuchar. Sus aportaciones pueden mejorar de forma significativa la Orden Departamental a la que se refiere este artículo. Las miradas críticas no solo son necesarias, son imprescindibles. Estas le confieren mayor calidad y redimensionan tanto el sentido como el carácter del documento. Sin embargo, esta riqueza no la aportan aquellos que utilizan la demagogia y tergiversan la naturaleza del texto, para incrementar adeptos a sus aspiraciones políticas, y para crear confusión social y religiosa.
En su versión preliminar, la Propuesta de Orden Departamental, circuló incluyendo un literal f en el Artículo 14 que versaba así: “No está permitido para los docentes o administrativos utilizar los horarios de clases o los espacios del centro educativo para desarrollar discursos políticos, religiosos, comerciales, de sexualidad o tratar temas personales con los estudiantes”. En la versión oficial de la Orden Departamental No. 22/2023 fue suprimido este literal. Hubo quien utilizara las redes sociales para indicar que se prohibía hablar de la Biblia en las escuelas. Quien suscribe este artículo no está de acuerdo con la eliminación de este literal de la Orden Departamental. Eliminarlo legitima expresiones que se alejan de la verdad.
La razón de ser de este literal es superar el adoctrinamiento y el oportunismo en los centros educativos. Ni el personal docente ni el administrativo puede aprovechar los espacios de las clases para enajenar a los estudiantes. Las arengas políticas, comerciales, religiosas y sobre sexualidad manipulan, convierten a los estudiantes en objetos. Las clases lo que tienen que hacer es proponer esquemas de pensamiento; afirmar los valores que tienen los estudiantes y proponer nuevos valores que posibiliten un desarrollo integral. Las clases lo que tienen que hacer es convertirse en laboratorios que posibiliten la generación de nuevas ideas; que favorezcan la fundamentación de las experiencias de los estudiantes, desde el diálogo, escuela-comunidad; desde la articulación aula-realidad. Las clases tienen que ser tiempo y espacio de aprendizaje duradero, para estudiantes y docentes.¡Fuera de las aulas arengas y proclamas que instrumentalizan! Esto no tiene nada que ver con la Biblia.
Atención. Esto no quiere decir que la Biblia tiene que ser el núcleo de las clases. No. Este libro sagrado, que para los cristianos genera vida, sabiduría y una visión integral del mundo, no solo hay que conocerlo, hay que vivirlo. Para ello, se han de organizar procesos y habilitar experiencias personales y colectivas que trasciendan el aula. Esto dista mucho de utilizarla como instrumento para adoctrinar; para comprometer, emocionalmente, sin participación de la razón. La fe y la razón son dimensiones de la persona humana. No tiene sentido subrayar la oposición entre ambas.
Los planteamientos del literal f tienen vigencia, aunque no aparezcan en la Orden Departamental. El Ministerio de Educación de la República Dominicana ha de estar atento para que el adoctrinamiento se mantenga fuera de los centros educativos. El compromiso es la constitución de sujetos en los procesos educativos. Esto implica la eliminación de toda acción que convierta a los estudiantes en objetos de intereses individuales o corporativos. La Biblia robustece el espíritu y la razón. Los que instrumentalizan la Biblia crean barreras para que la persona no se constituya como sujeto y se mantenga como una cosa. ¡No más involución! ¡Es tiempo de avanzar!