Las persecuciones y arrestos que ha realizado la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) contra acusados de cometer delitos de cuello blanco, sigue provocando insomnio y pesadilla a muchos relacionados en República Dominicana.
Un buen número de ex funcionarios del pasado gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), así como oficiales militares, policiales y civiles, no pueden dormir tranquilos por su condición de presos preventivos en cárceles del país, o bajo arresto domiciliario, acusados de corrupción contra el Estado.
Los ex presidentes Leonel Fernández y Danilo Medina, que permitieron que muchos de sus funcionarios y colaboradores cercanos se enriquecieran ilícitamente sin castigo alguno, tampoco pueden disfrutar de un sueño placentero ante la pesadilla de que alguno de los arrestados “se raje” y decida involucrarlos.
Los actos de corrupción más bochornosos y escandalosos dados a conocer a la opinión pública por el Ministerio Público involucran mayormente a los gobiernos del PLD, que estuvo en el poder durante cinco períodos de cuatro años, entre 1996 y 2020.
De esos 20 años, 12 corresponden a la administración del ex presidente Leonel Fernández (1996-2000 y 2004-2012), y los ocho restantes (2012-2020) al ex presidente Danilo Medina.
Ninguno de los dos ex presidentes se ha disculpado ante la opinión pública por las indelicadezas que se cometieron en sus respectivos gobiernos y, como “el que calla otorga”, admiten con sus silencios la veracidad de lo denunciado.
La Fuerza del Pueblo (FP), organización que tiene por líder a Fernández, surgió en 2019, luego de que este abandonara las filas y la presidencia del PLD, cuando fue derrotado en primarias por Gonzalo Castillo, pupilo de Danilo. Para entonces, Leonel alegó fue víctima de un fraude y arrastró consigo una buena parte de militantes peledeístas.
Cuatro años después, el interés que sustituyó “el amor” que se tenían los ha vuelto reencontrarse (a Leonel y Danilo) para intentar volver al poder en 2024. No juntos, pero sí “reburujaos”.
Medina y Leonel, en contubernio con Miguel Vargas Maldonado, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), acordaron formar la “Alianza Opositora Rescate RD” para hacer un frente común “en el interés de liberar al pueblo dominicano de la pesadilla” del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y las aspiraciones reeleccionista de Luis Abinader.
¿Quiénes son los que aportarán los miles de millones de pesos que se necesitan para financiar la costosa campaña de los reagrupados?
Además de empresarios comprometidos con ellos, se dice que una buena parte será aportada por sus aliados que están privados de libertad, acusados por el Ministerio Público de supuestamente estafar al Estado con miles de millones de pesos mediante actos de corrupción, asociación de malhechores, lavado de activos y soborno.
Pero también de aquellos que, temerosos de ser citados por los mismos motivos y por el poder político y económico que sustentan, han logrado no caer en manos de los persecutores de la Pepca.
Es por ello que los aliancistas proponen ahora que hay que salir de la “pesadilla” del PRM y por añadidura su Ministerio Público independiente, ya que de continuar en el poder más allá de 2024 serán más fuertes para perseguir judicialmente a los “intocables” que incrementaron sus patrimonios de forma indebida y a costa del Estado.
Los líderes del PLD, FP y PRD, sumado el candidato presidencial peledeísta Abel Martínez, intentan vender la idea de que las “pesadillas” que padecen no son de ellos, sino del pueblo dominicano.
La “Alianza Opositora” surge ante el nerviosismo que generan los diversos sondeos de opinión realizados por firmas encuestadoras sobre la intención del voto popular.
Casi todas muestran que el presidente Luis Abinader está colocado por encima del 50% de la intención del voto; Fernández ocupa la segunda posición, por debajo del 30%, Abel Martínez no llega al 20%, y que Miguel Vargas no pasa de un 3%.
El pacto político de los aliancistas no ha sido para plantear soluciones a los múltiples problemas que aquejan a la población que no ha podido resolver el gobierno de Abinader, como prometió hacer durante sus recorridos como candidato presidencial antes de ganar las elecciones de 2020.
Nada de eso. Su único interés indicado es sacar del poder a las actuales autoridades, para eliminar una “pesadilla” que les atormenta, la que solo podrán hacer desaparecer si vuelven a tener el poder del Estado.
Esa es una alianza entre los malos, dirigida contra los que en verdad luchan con situaciones adversas por consolidar la honestidad gubernamental, el fortalecimiento del sistema judicial y una mejor administración del dinero del pueblo.