El aviso y alerta de tsunami emitido por el Instituto Dominicano de Meteorología (INDOMET) y el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) el pasado sábado 8 de febrero no se trató de una alarma innecesaria. En varias ocasiones hemos dicho que nuestra isla es tsunamigénica, y es esa particularidad la que hacen probable que ocurran tsunamis en zonas costeras del territorio nacional.
Luego de la alerta, la cual pasó sin ninguna situación que lamentar, algunas personas han querido restarle importancia a dicha declaratoria, argumentando que la misma fue “un ruido innecesario”. Han expresado que se trató de una desesperación de los organismos de emergencias y el sistema.
El hacer que una parte de la población se movilizara de forma apresurada de un lugar a otro en plena verbenas, hizo incomodar a muchos. Pero es importante que la población entienda que el llamado de alerta, emitido por los responsables de ofrecer ese tipo de advertencia, fue correcto.
La ciudadanía debe entender que tanto el aviso, como la alerta, se originan a raíz del boletín que dio el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacifico, el cual estableció que la mayor probabilidad de impacto de tsunami ocurriría en Cuba, Islas Caimán y Honduras, como consecuencia del terremoto de magnitud 7.6 ocurrido la noche del sábado al oeste de Jamaica.
Luego de comprobar que el movimiento telúrico fue causado por una falla de desgarramiento lateral, es decir, movimiento de roce horizontal y no vertical, disminuyendo esta actividad la posibilidad de desplazamiento significativo de posibles olas, se reafirma la pertinencia de la alerta.
No obstante, el tema a observar que nos preocupa bastante es el comportamiento de la población ante un llamado de este tipo. Seguimos con gran déficit de formación y educación sísmica que oriente sobre el qué hacer en caso de alerta de tsunamis. En esa dirección, quiero aconsejar a la población sobre este tema, compartiéndoles varios pasos a dar en caso de que se vuelva a repetir un escenario de aviso de tsunami para las costas del país.
Por ejemplo, un plan familiar ante tsunamis es esencial y hace la diferencia. Elaborar protocolos en familia, conocer la realidad de que puede sobrevenir un maremoto desde el océano atlántico o mar caribe. El plan o el protocolo tiene que plantear evaluar que tan segura es la casa, el barrio y el entorno donde vives.
La altura de la casa y la ruta para dirigirse a lugares altos. Familiarizarse con los sistemas de alerta de tsunamis. La ubicación cercana a la playa, el comportamiento del agua, si se retira y deja ver el fondo. Establecer la ruta de evacuación a lugares altos, entre otras medidas pueden salvarte la vida.
Otras orientaciones que comparto con ustedes son:
- Si escucha o se antera de que un tsunami puede afectar el lugar donde esté, diríjase a zona alta.
- Conozca los riesgos naturales y humanos de tu barrio, sector o comunidad.
- Organice a su familia para elaborar acciones de respuesta a tsunamis.
- Preparar con las entidades de emergencias una guía o protocolos de respuesta a tsunamis.
- Procure usar una señal sonora y visible después del sismo si no puedes salir de tu casa.
- Establecer una ruta de evacuación desde el hogar hacia un lugar alto donde no llegue la ola.
- Prestar ayuda y cooperar para que la población mantenga la calma junto a las demás personas.
- Y, finalmente, tener una mochila con insumos médicos básicos donde estén tus documentos.