Criollo al fin, siempre he gustado hasta el encanto del merengue típico, por su lírica y su música y algo más. El baile también. La primera de las dos estrofas de La Paloma, pieza del glorioso Tatico Henríquez, reza:

Es una facilida/Ei pitar una paloma/Pero e la dificulta/Pintaile ei pico, y que coma”.

Esta estrofa es un desafío a la planificación enfocada a los resultados.

Y sigue con la otra:

Abre la olla mamey/Ei doblai de las equina/Que ai que no sabe pecai/Se le vueive ei peje epina”.

Esta segunda es un desafío a la implementación, al seguimiento y evaluación de resultados de la gestión.

Hay poco espacio a dudas de que, en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (los ODS), proclamada por los 193 jefes de estado y de gobierno del mundo en la sede de la ONU aquel septiembre de 2015 la paloma quedó bastante bien pintada, con buen pico. Entonces, la pelota quedó del lado de la cancha de cada gobierno-país: saber pescar, de forma que no se le volviera el peje espina. ¡Tamaño desafío!

A propósito, cogiendo de otra: cuando, según la Biblia, el Bautista mandó a dos de los suyos a preguntarle si él era el bueno, Jesús no cayó en gancho y les instruyó: (Díganle a él, que) “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados…” (Jn 7, 22). O sea, lo desafió a que lo reconociera en los resultados (Mt 7,16). Juan lo hizo muy bien.

Rastreando los resultados

Transcurrido el 60% del período de implementación, ¿cómo vamos? ¿Qué tanto, el avance de los ODS se ha reflejado en cambios significativos con enfoque a sostenibilidad en las economías, en las sociedades y al cuido del planeta? Esta pregunta estructurante invita al examen riguroso (sin cabida a la autocomplacencia) sobre la efectividad de la implementación.

El Índice de los ODS (SDR, por sus siglas en inglés) es una medición anual de resultados del esfuerzo de implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Analiza cómo va la cosa en 173 países participantes en el análisis, la República Dominicana incluida. A través de 125 indicadores (98 globales + 27 nacionales) evalúa el estado de situación de cumplimiento de las metas, y establece un ranking de posicionamiento de los países. El resultado es publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus siglas en inglés), adscrita a la ONU. Colaboran en esto alrededor de un centenar de científicos e investigadores de una gran diversidad de países, con el economista y profesor Jeffrey Sachs a la cabeza.

En su novena edición, el Informe de Desarrollo Sostenible 2024 establece que, actualmente, ninguno de los 17 ODS está en vía de alcanzarse; y estima que, sólo un 16% de las 169 metas ODS están avanzando a un ritmo prometedor en términos de su cumplimiento.

Asimismo, destaca que el 84% de las metas ODS muestran avances limitados o, incluso, retrocesos; desempeño éste, atribuido a factores como la pandemia del Covid-19 y a la persistencia de problemas estructurales globales que han frenado el progreso en áreas clave de los ODS como el hambre, la pobreza, la biodiversidad, y más.

Por supuesto, el estado de situación de la implementación es muy disparejo. Ocupan las primeras diez posiciones en el Índice ODS: Finlandia (que marca 86.4 puntos), Suecia (85.7), Dinamarca (85.0), Alemania (83.4), Francia (82.8), Austria (82.5), Noruega (82.2), Croacia (82.2), Reino Unido (82.2) y Polonia (81.7). En honor a la verdad, ‘cuando el gran resto iba por la harina, estos países ya venían con la galletita, comiéndola´. La base de cultura sostenible de la que partieron se ha fraguado desde bien atrás, y ostentan estándares de calidad de vida y medio ambiente muy elevados.

El peor posicionamiento en el ranking lo muestran Sudán del Sur (marca 40.1 puntos), la República Centroafricana (44.2), el Chad (45.1), Somalia (45.4), la República de Yemen (46.9), Afganistán (48.2), República del Congo (48.7), Níger (49.9), Sudán (49.9) y Madagascar (51.2). Como la gran mayoría, la base de partida de estos países ha sido extremadamente baja, y siguen más o menos ahí. Bien atrás.

República Dominicana

República Dominicana muestra un salto extraordinario en el ranking con respecto al año previo, pasando de la posición 73 (Informe 2023) a ocupar el lugar 55 entre los 167 países evaluados. La declaración oficial es que dicho avance se debió a logros en reducción de la pobreza, en cobertura sanitaria universal, en disminución de la subalimentación, en educación de las mujeres, en reducción del desempleo, usuarios de internet, disminución de la contaminación atmosférica, y en áreas protegidas.

La nota que sacó el país en el examen aplicado el año pasado fue 73.10 puntos, situándose por encima de la media de la región América Latina y el Caribe (70.10); incluso, superando a Chile, Colombia y México, que son países miembros de la OCDE. Fue superado sólo por Uruguay, Cuba, Argentina y Brasil.

Pese a la persistencia de desafíos significativos, el país muestra avances (entre buenos y modestos) hacia el logro de las metas vinculadas al ODS1 – Pobreza Extrema Cero, y al ODS10 – Reducción de las desigualdades, sin que esto signifique la realización de dichos objetivos.

En cambio, persisten los mayores y muy significativos desafíos en metas vinculadas a ODS enfocados a Salud y bienestar, y a Paz, justicia y fortaleza institucional. Asimismo, en el cumplimiento de metas vinculadas a los ODS Hambre cero, Educación de calidad, Agua buena y saneamiento, a Industria, innovación e infraestructura, a Biodiversidad marina y terrestre, y más.

En suma, en lo que va del tiempo de implementación, hay mucho trecho entre aquél dicho y estos resultados. En honor a la verdad, así no fue que hablamos.

A la paloma le falta por picar en demasía. Como que, en mayor medida, lo pescado se ha vuelto más espina que otra cosa. Los frutos parecen no estar a la altura de las metas, y los vientos no obran a favor. Casi todo se ha vuelto más oscurecido.

¡Es tanto todavía el ciego que no ve, el cojo que no anda, el leproso ahí postrado, el sordo que no oye, el muerto que no levanta, la higuera que no pare, y el sabio que no entiende!

Es muy poco aún lo que hay de celebrar en el país y en el mundo, en contraste con las expectativas, las urgencias y logros deseados.

Desafortunadamente.