Esto no me romperá. No he venido a Washington

para despedirme sin lograr algo medible. Me voy

hablando francés y español, portugués y criollo haitiano.

Me voy con algunos corazones benditos, algunos

espíritus en reposo, y no solo con tristeza.

Esta colina particular ya no es mía para escalar.

Empezaré a sentir mi nueva libertad. Seguiré

yendo a donde quiera. Voy a ajustar todas

las cuentas con rimas y un testamento. Mis hijos,

mis amigos, mis hermanos son mis testigos.

En septiembre de 2023, treinta años después

de empezar, ya no recibiré correos en state.gov.

No pasa nada. Estoy preparado para abrazar

lo que está a la vuelta de la esquina. Estoy

preparado para hacer la mayor fiesta desde 1999.