Hace unos días nos sorprendió la muerte de Doña Josefina Padilla, una gloria de la democracia dominicana, una gran pérdida para el país.

Coincidió su muerte con las celebraciones del 29 aniversario del movimiento Participación Ciudadana, del cual ella fue una de los artífices, de sus primeros directivos y de sus miembros más valiosos. Fue posiblemente uno de sus últimos aportes al país, tras una larga trayectoria de lucha antitrujillista, y posteriormente de luchas por las libertades, de aportes a la academia y a la salud pública.

Ambos acontecimientos me han hecho rememorar aquellos tiempos en que nos propusimos construir un movimiento cívico. De infinidad de reuniones y discusiones, principalmente en las residencias u oficinas del Dr. Antonio Isa Conde, de los mellizos Doroteo y Porfirio Rodriguez, del Ing. Oscar Grullón, de la propia Dra. Padilla, de Juan Bolivar Díaz y de varios otros.

Siempre es propicio recordar los aportes de tantos otros que no puedo enumerar por falta de espacio o fallos de la memoria, excepto por los ya idos como los entrañables Isis Duarte, Manuel Ortega, los padres Santiago Hirujo y Jorge Cela, Peng Sien Sang Ben y de un nutrido grupo del Cibao y de otras ciudades del sur y el este.

La verdad es que en ese tiempo no sabíamos claramente lo que queríamos, excepto que algo debía hacerse porque la transición dominicana a la democracia se había alargado demasiado, y no había forma de tener elecciones realmente libres y democráticas, gobiernos transparentes, órganos confiables de administración electoral, de justicia y prevalencia de los derechos humanos.

Los único que teníamos claro es que necesitábamos algo diferente, pues muchos movimientos cívicos habían surgido después del ajusticiamiento de Trujillo que sucumbieron a la tentación de convertirse en partidos (la Unión Cívica y el 14 de Junio fueron los más notorios), otros se disiparon rápidamente  y otros después nacieron con muchas expectativas pero de inmediato murieron por las contradicciones (MEDERNO).

Fueron tiempos muy difíciles, sobre todo, para conseguir la aceptación y la credibilidad pública. En el gobierno de Balaguer había mucho recelo a movimientos de este tipo, y se desataron feroces campañas adversas usando todo el poderío mediático del régimen, incluyendo los más potentes cañones en las voces del Dr. Vincho Castillo y el Cardenal López Rodríguez.

Se dudaba que sobreviviera mucho tiempo. Se usó el argumento de que la intención era convertirnos en un partido para lanzar candidatos, o que pretendíamos apoyar las intenciones electorales del Dr. Peña Gómez. Mas adelante, al aprestarnos a realizar la primera observación electoral y realizar un conteo rápido de resultados, se decía que buscaba suplantar el poder legítimo de la JCE y proclamar ganador a Peña Gómez antes que la Junta contara, para quitar credibilidad a la supuesta victoria de Balaguer.

Bueno, pues han pasado casi tres decenios y nada de ello ocurrió. Participación Ciudadana se ha asentado en la sociedad dominicana gracias a la persistencia y a la incorporación posterior de otros ciudadanos y talentos, en adición o en sustitución de otros que la vida o la evolución política restaron. Se incorporó a la red global Transparencia Internacional para la lucha contra la corrupción y la impunidad.

Hoy la democracia y la sociedad dominicana son diferentes, aunque todavía con serios fallos. Los procesos electorales son más creíbles y organizados. Por más quejas que tengamos, tenemos un ordenamiento jurídico más eficaz, la gestión pública es más eficiente y eficaz, las leyes se aplican un poco más y hay más prevalencia de los derechos humanos. En lo que menos se ha avanzado es en confiabilidad de la administración de justicia y en seguridad ciudadana. Pero en todos ellos y otros retos, hay todavía un largo trecho que recorrer.

Hoy PC se enfrenta al desafío de financiar sus actividades. Normalmente, las fuentes de apoyo financiero a iniciativas de este tipo provienen de cuatro ámbitos: el Estado, la comunidad internacional, el empresariado privado y los propios ciudadanos.

Pero Participación Ciudadana no puede recibir fondos del Estado porque desnaturalizaría su esencia. Dejaría de ser lo que es.

La comunidad internacional ha sido siempre una pieza fundamental, principalmente por el apoyo de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), la Unión Europea, agencias de algunos gobiernos como Canadá, Alemania, España, Francia y otros de Europa y Asia, pero ahora se enfrentan a sus propios y graves problemas que dificultan su apoyo a la democracia en América Latina.

Por otra parte, la República Dominicana dejó de ser un país de bajos ingresos; además, los gobiernos se eligen y se sustituyen sin tantos traumas, por lo cual, el país despierta menos atención.

Quedan el sector empresarial y la propia ciudadanía. Aquí también tenemos el siguiente obstáculo: Participación Ciudadana produce bienes públicos, por usar el argot de los economistas. Una particularidad de los mismos es la falta de correspondencia entre el que recibe sus frutos y el que tiene que pagarlos. Si bien un clima de menos corrupción e impunidad, más estabilidad económica y política, mayor democracia, legitimidad política, justicia independiente y seguridad ciudadana es de interés para los empresarios y la ciudadanía, es difícil indidualizar sus beneficios.

Por eso es difícil convencer a empresas o personas particulares a que aporten para ello. Pero poco a poco algo se va consiguiendo. Y cuando son muchos los que aportan, aunque sea en montos modestos, algo grande se puede hacer.

De hecho, Participación Ciudadana despliega ahora esfuerzos recabando la colaboración de empresarios que entienden esto como importante. Y ha creado una plataforma virtual por medio de la cual cualquier persona puede colaborar.

La misma está disponible en la página web de la institución, www.pciudadana.org/donaciones/, donde los usuarios, desde su hogar u oficina, pueden hacer donaciones únicas o recurrentes, usando tarjetas de débito, crédito o cuentas de PayPal, con montos que van desde los 5 dólares.

La democracia y la lucha contra la corrupción nos concierne a todos y el esfuerzo de tanta gente valiosa, como Josefina Padilla, tiene que ser preservado.