“Está prohibido matar; por lo tanto, todos los asesinos son castigados a menos que maten en gran número y bajo el sonido de las trompetas” (Voltaire).
La hecatombe humana que provoca el judaísmo sionista en Palestina, más que genocidio; es monstruosidad y salvajismo propia de bestias.
Por más esfuerzo que se haga no hay forma de encajar en una explicación mínimamente de sentido de humanidad lo que acontece en Oriente Próximo con los crímenes de guerra y de lesa humanidad de Israel. No cabe en un corazón humano la comprensión de los asesinatos indiscriminados contra Palestina. Para entender la guerra carnicera que se hace hoy a palestinos, libaneses y sirios; hay que regresar 10 mil años antes de nuestra era (a.c), en otros términos, al momento en que Josué remplaza a Moisés en la conducción de Israel a la llamada tierra prometida, según el relato bíblico del Deuteronomio (Dt 20:3-4)).
La tierra prometida habitada por los cananeos en la ciudad amurallada de Jericó (Cisjordania-Palestina), se ha convertido en el devenir del hoy y el ayer de Israel en una especie de patente corso para hacer la guerra, legitimación para la devastación y desplazamientos de sus tierras de poblaciones bendecidas, también, por Dios; como todos los pueblos descendientes Abraham. Pueblos del Dios de Abraham que son víctimas de agresiones hoy por la gracia divina de la elección del Dios de Israel como su pueblo, cosas de Yahveh.
Los más de 50 mil niñas y niños asesinados por francotiradores, armas químicas y bombardeos sin piedad en Palestina: Gaza y Cisjordania, no sólo tienen el antecedente y la filogénesis histórica de hace 10 mil años antes de Cristo, sino, también, en el debate del parlamento israelí en agosto de 2014, de cuyo fragmento publicación de Pentagrama cito a continuación:
“El Parlamento israelí por boca de la diputada Ayalet Shaked y el académico de la Universidad Bar lland, de Tel Aviv, Mordejai Keidar hicieron evidente la intencionalidad de esta guerra, cuando la primera sentenció a muerte las madres, niños y niñas palestinas por ser serpientes y vientres malditos; el segundo, propuso que las mujeres palestinas: madres, hermanas, hijas y esposas de los combatientes palestinos sean violadas como forma de disuadirlos. La diplomacia israelí hizo lo propio con planteamientos tan horrorosos o de mayor dimensión terrorista que los anteriores…” (https://acento.com.do/opinion/el-estado-de-israel-y-el-sionismo-del-siglo-21-3-8163581.html)
Como siempre, Israel encuentra una razón ineludible para matar, desplazar, ocupar y colonizar a la franja de Gaza, Cisjordania y el Líbano. En el pasado, además de creerse dueños por legado divino de las tierras ajenas. El predicado justificativo para destruir a Jericó y su Muralla fue que Las personas de Canaán tenían vicios y costumbres terribles, a juicio de Josué, entre la que se señalaba ofrecer niños en sacrificio vivo al dios Moloc. Había que matar todos los niños para que no pudieran hacer ofrenda a su Dios.
“Matar a todos los habitantes de todas las edades incluyendo los animales, dado que todo estaba incluido en el anatema” (Lv 27:29) (Jos 6:17-18).
¿Por qué matar los niños y las mujeres hoy en Palestina? La respuesta de exterminio está en el parlamento israelí de agosto de 2014: la diputada Ayalet Shaked y el académico de la Universidad Bar lland, de Tel Aviv. La primera llama a matar las madres, niños y niñas palestinas por ser serpientes y vientres malditos y, el segundo; propuso la violación y muerte de las niñas, hermanas, madres y mujeres de los combatientes palestinos.
Dedico esta publicación al Presidente de España Pedro Sánchez, al gobierno y al pueblo español por su liderazgo en defensa de la soberanía, el derecho a la vida y la firmeza de respetar el derecho internacional y humanitario en Palestina y Medio Oriente.
Concluyo estas reflexiones con el fragmento conclusivo de la 4ta. Conferencia de Juan Bosch de cuatro dictadas en la Hermandad Domínico-Árabe los días 5,12,19 y 26 de agosto de 1975 y compiladas en una publicación en 1991 titulada: Breve Historia de los Pueblos Árabes de la autoría de Juan Bosch, cito:
“…y lo que no comprende el gran poder que está detrás de ellos(judíos), es que cuando hay pueblos con sentimientos tan profundo de unidad; cuando hay pueblos que sienten el dolor de sus hermanos como si fuera su propio dolor, entonces, aunque se necesiten muchos años de lucha y aunque esa lucha cueste muchas vidas, no hay sobre esta tierra poder alguno que pueda convertir en permanente una injusticia tan repugnante como la que se ha cometido con el pueblo árabe de Palestina” (p.176).
https://acento.com.do/opinion/el-estado-de-israel-y-el-sionismo-del-siglo-21-3-8163581.html